Santuario de la Esperanza
El espacio alberga en su interior el santuario de Ntra. Sra. de la Esperanza y en la mitad del curso se encuentra la presa de Cañaverosa cuya finalidad es la derivación de los caudales para el aprovechamiento hidroeléctrico en la central de Rotas.
Cañaverosa fue arrasada en 1994 por un incendio que calcinó unas 30.000 ha del noroeste murciano. Afortunadamente, la zona se ha recuperado tras un lento proceso de regeneración natural y hay indicios de que la nutria vuelve a habitar sus orillas, aunque durante los primeros años se creyó desaparecida.
El santuario de la Esperanza se localiza en una enorme cueva natural formada en la parte baja de una pared de conglomerados de roca, junto al río Segura. Aquí se construyó un eremitorio para conmemorar el descubrimiento de una talla de la Virgen que data del s. XVI. La cueva quedó transformada a lo largo de los años en un santuario del que destaca la decoración pétrea de su fachada.
Flora y fauna
Cañaverosa es el último bosque de ribera o de galería de la Región de Murcia, se le llama así porque las copas de la arboleda se juntan y forman un tupido dosel por el que apenas pueden pasar algunos rayos de sol. Funciona como un auténtico corredor ecológico que conecta diversos ecosistemas, por ello aquí la riqueza faunística es muy elevada. La especie más interesante en la Reserva, por la grave situación de amenaza que sufre, es la nutria. Cañaverosa es la única reserva natural de la Región de Murcia donde se reproduce este mamífero, ágil nadador y pescador, que habita en tramos de ríos donde las aguas son de buena calidad. Otro mamífero asociado a los tramos fluviales es el turón, pariente cercano de la nutria. Las aves inundan la bóveda verde del río y bosque con sus vuelos y cantos. Resultan interesantes el avetorillo, la garza real, el martinete y el martín pescador.
También aparecen multitud de pequeñas aves como el ruiseñor, el mito, la lavandera boyera y la oropéndola.
La fauna invertebrada tiene gran interés dentro de la cadena alimenticia. Destacan el cangrejo de río (Austropotamobius pallipes) y el caballito del diablo (Coenagrion mercuridae), aunque existen otros muy comunes y conocidos como los escarabajos acuáticos, los zapateros o los escorpiones de agua.
En la reserva están presentes los más extensos y mejor conservados bosques de ribera de la Región. Son formaciones localizadas en las riveras fluviales y sometidas a los periodos de mayor o menor encharcamiento que derivan de la dinámica fluvial. La vegetación viene seleccionada por la profundidad del nivel freático, su cantidad y la constancia del mismo, disponiéndose en bandas paralelas al río.
Las bandas más alejadas del curso de agua las ocupan los olmos y pinos carrascos. La segunda banda, más próxima al cauce, viene marcada por un nivel freático elevado además de estar sometida a las crecidas naturales; aquí se mezclan álamos, chopos, fresnos, sauces, adelfas y tarajes. En la banda afectada directamente por las crecidas se desarrollan especies de estructura flexible y de porte arbustivo como los sauces, zarzas, cañaverales y carrizales que forman una densa masa vegetal.