La familia D'Stoup tuvo una gran relevancia dentro del panorama social del siglo XIX torreño. Esta relevancia la debemos destacar por uno de los señores de esta importante familia burguesa como fue José María D'Stoup. José María D'Stoup, nacido en las primeras décadas del siglo XIX, fue un personaje liberal y emprendedor que pronto fue reconocido por todo el pueblo torreño en su labor social y cultural.
En cuanto al aspecto social debemos destacar el pleito de 1874 entre este y todo el pueblo cotillano contra el poderoso Marqués de Corvera, que imponía, como ya sucedía en siglos anteriores, numerosos impuestos. Dicho pleito se produjo también por la oposición social de esta nueva familia como eran los D'Stoup, quienes revalidaban a los marqueses la mayoría de las tierras del señorío cotillano. Esta causa, junto a la citada presión del marquesado, fue un motivo más para que los pleitos y revueltas cotillanas estallaran con más fuerza siempre, por supuesto, con el apoyo de los D'Stoup.
Los enfrentamientos causaron la destrucción y quema de diversas propiedades señoriales o palaciegas del marqués en el término, que eran por entonces algunas de las casas-torre, todas hoy día desaparecidas. Aunque el pleito fuera favorable a Don Rafael de Bustos (el citado marqués), los D'Stoup ganarían a partir de este momento una confianza social muy grande en todo el pueblo. Posteriormente, Don José María D'Stoup consiguió varias cosas para el pueblo.
En primer lugar, conseguir traer tras muchos años, concretamente desde 1778, la primitiva talla o imagen de Nuestra Señora de la Salceda a mediados del siglo XIX. En segundo lugar cabe destacar el motivo por el que fuera nombrado primer hijo adoptivo de la localidad como fue el proyecto de ampliación de la iglesia parroquial del municipio, que finalmente se vería preparado en 1896, comenzando las obras en abril de 1897 y finalizando casi a finales de 1898.
Resulta curioso que un proyecto de ampliación de estas características se realizara tan rápidamente aunque aún se realizaran posteriormente pequeñas reformas para la colocación de algunas capillas a finales del XIX e inicios del XX, de menor relevancia ya que el proyecto finalizó en ese 1898. José María D'Stoup consiguió reunir para aquel el apoyo de la Reina, el Obispo, el ministro de Gracia y Justicia, el subsecretario de dicho ministerio Don García Alix, que permitieron sufragar todos los gastos del proyecto.
Además, y por si fuera poco, consiguió potenciar la Semana Santa torreña que tan crítica se hallaba desde sus primeras referencias del siglo XVII. De este modo, sustituyó a la antigua cofradía o cofradías eclesiásticas de Semana Santa en primer lugar por la de Nuestro Padre Jesús a finales del siglo XIX, cuya imagen fue ubicada en la capilla D'Stoup de la iglesia.
A Principios del siglo XX otras dos cofradías se unían a esta renovación de la tradición. Estas fueron San Juan y Virgen de los Dolores a principios del siglo XX. Además, consiguieron impulsar la fiesta de la patrona y la del Raspajo (que por entonces consistía en la pisada pública de lo que quedaba de uva para realizar una ofrenda de mosto a la patrona y que hoy escenificamos en la quema de ese simbólico espantapájaros que guarda tras sí un sentido huertano e histórico). Por todo ello hemos de considerar que la vida de estos D'Stoup y de Don José María estuvo por luchar por sus tierras y, globalizando, por todo el pueblo. Esto suponía la lucha por la libertades y por objetivos que ambos perseguían.