La Historia del Imperio Bizantino durante los tres siglos comprendidos entre la muerte del emperador que dividió en dos el Imperio Romano, Teodosio el Grande (año 395) y del emperador bizantino Justiniano II ha sido definido con el término convencional de periodo protobizantino. Los rasgos esenciales de este período radican en que se mantiene todo aquello, que había caracterizado el Imperio Romano en el siglo IV, pero se ponen las bases que distinguirán el período clásico bizantino en la Alta Edad Media. El llamado arte bizantino es una expresión artística que se configura a partir del siglo VI, fuertemente enraizada en el mundo helenístico como continuador del arte paleocristiano oriental. En sus primeros momentos se consideró como el conservador natural en los países del Mediterráneo oriental del Imperio Romano, siendo transmisor de formas artísticas, que influyen poderosamente en la cultura occidental medieval.
Desde los inicios del siglo V se va generando un lenguaje formal artístico propio y diferenciado del que se mantiene en el Imperio de Occidente. Más tarde, en la época de Justiniano VI (527-565) se inicia la primera etapa específicamente bizantina: es la Primera Edad de Oro que comprende los siglos VI y VII, es la etapa de formación del arte bizantino en sus aspectos formales básicos. Desde el punto de vista religioso la Iglesia va a desarrollar un papel fundamental, como elemento unificador a todos los niveles. El arte creó los espacios suntuosos donde desarrollar la liturgia; exaltó la grandeza sobrehumana del emperador y de los dignatarios de la Iglesia; ilustró a través de imágenes la naturaleza divina y elaboró preciosos objetos litúrgicos en consonancia con el ritual. En el Sureste peninsular el puerto de Cartagena debió ser fundamental como lugar donde fluían objetos de carácter suntuario demandados por las clases dirigentes y la nobleza hispanorromana. Las actuaciones más conocidas se vinculan a la arquitectura militar, en concreto a la fortificación y construcción de una puerta monumental testimoniada por la famosa inscripción de Comitiolo. En Begastri también se ha planteado la posibilidad de que exista una tercera línea amurallada al modo bizantino.