El territorio de la Región siempre estuvo vertebrado por el curso del río Segura (el Thader de los romanos) y sus afluentes, que pusieron en comunicación amplios territorios de Jaén, Granada, Albacete y Murcia (Sierra de Segura) con la Vega Media y Baja del Segura, hasta su desembocadura en tierras alicantinas. Los caminos y las sendas naturales, transitadas desde la Prehistoria y, más tarde, una densa red de calzadas romanas facilitaron la circulación, las relaciones comerciales y el influjo de otras culturas mediterráneas y continentales, pero también la cohesión de los núcleos de población de esas comarcas naturales.
La importancia alcanzada por Carthago Nova (Cartagena) como emporio comercial y capital de un extenso territorio, donde se inscribe la ciudad de Begastri (primero el ager y conventus carthaginensis y más tarde la provincia visigoda de Orihuela), sin duda posibilitó el trazado de una vía de comunicación que remontaba el curso del Segura y conectaba esa gran ciudad con Complutum, en el territorio que más tarde sería la Meseta castellana. Si bien es cierto que en la comarca del Noroeste no existieron vías de comunicación de primer orden, sí contó con caminos de una red secundaria, cuyo trazado en líneas generales trata de ceñirse a los cursos fluviales.
Uno de los afluentes más importantes del Segura, el río Quípar, debió servir como referencia para conectar esa vía de primer orden con el asentamiento de Begastri y las numerosas villae suburbanas y rústicas que surgieron en su entorno. El enclave de Begastri domina una auténtica encrucijada de caminos, hacia el Este se cruzan el camino del Escobar y la antigua vereda o camino real de Granada. Desde su cima se domina una amplia extensión de terreno, controlando la estratégica vía de comunicación que, procedente del valle del Segura, llegaba hasta el Alto Quípar y conectaba la vega segureña con el interior de Andalucía.