Orígenes del teatro en Archena
La primera referencia sobre las representaciones teatrales se remonta a la festividad de San Roque de 1750. Ese año un grupo de aficionados del lugar pusieron en escena una comedia acompañada de tamborileros.
El primer teatro local del que tenemos noticia, hallada en 1867, estaba instalado en los baños. Aquél mismo año saltaba a la prensa la existencia de 'un casino exquisito, elegante, con un vasto salón y departamentos para usos múltiples en el piso alto'. Este Casino de la Terma estaba dirigido en aquel momento por un tal Cláusel. Para finales del siglo XIX Archena comenzó a disfrutar de un segundo teatro. De hecho, en abril de 1896 debutó en su escenario la compañía Galván con la obra Chateau Margaux, junto a Sugrañes quien cautivó al público. De Puri Galván se dijo que estuvo a gran altura, consiguiendo 'atronadores aplausos'. Gracias al contenido de la noticia hemos podido deducir que el local era de aforo pequeño. Días después la misma compañía ofreció una función a beneficio de los pobres. Interpretó para la ocasión la zarzuela Los Carboneros sirviéndose del mismo elenco de actores. Completaba la función un concierto de piano y clarinete a cargo de Luis Serna Bolera y Antonio Galván Flores.
De muy interesante pudiera calificarse el proyecto surgido en julio de 1907 por el que se pretendía crear una compañía de teatro infantil con Salas, Prisco y Sáez dirigiendo la comisión que a tal fin crearon para recaudar los fondos necesarios. Incluso se hicieron gorros para los futuros jóvenes actores que fueron confeccionados por Pastora López, María Jesús Gil, Adoración Gil, Inocencia Sáez y Elisa Peragón.
Las funciones de la Compañía de Zarzuela de Enrique González fueron noticia de prensa en 1907. Actuó acompañada por la orquesta de José R. Castellón. Buena parte de la chiquillería asistente se instaló en la parte delantera del patio de butacas y se comportó mal molestando a los músicos. Como puede observarse, el gamberrismo propio de ciertas edades ha sido común a todas las épocas y prueba de ello es que está documentado desde el mundo clásico.
Las primeras piezas teatrales del siglo XX en Archena
El Salón Carrillo ofreció en 1909 dos funciones como mínimo; la primera tuvo lugar en junio y consistió en la actuación de dos cupletistas y bailarinas 'con mucho ritmo', llamadas Maria Luisa y Violeta Gohislanzoni; las acompañaban los músicos Rubio y José Garro Garro; la segunda fue una función de carácter benéfico que congregó a numerosos archeneros y bañistas. Estuvo organizada por la Junta de Damas de la Villa, presididas por Concepción González, esposa de Manuel Carretero, el director 'por cierto- de la obra: Premio a la nobleza del corazón. La interpretación corrió a cargo del elenco de la compañía infantil local, compuesta por nueve niños y cuatro adultos.
La recaudación se destinó a los heridos en los campos de Melilla y el eco que tuvo resultó tan importante que un mes más tarde volvieron a organizarse nuevas funciones, esta vez en el Casino de los Baños. Se puso en escena, entre otras piezas: Aquí hace farta [sic] un hombre. También se rifaron objetos diversos en los entreactos. Tras un importante vacío documental, hemos vuelto a encontrar una noticia relativa al tema que nos ocupa en septiembre de 1922. Se trata del nacimiento de un salón destinado a cinematógrafo y ocasionales representaciones teatrales instalado en la calle Cura Caravaca con el nombre de Teatro Viciana. Fue posible gracias a la iniciativa del Sr. Viciana, entre otros inversores.
La guerra de África volvía a ser motivo de una nueva función benéfica en noviembre de 1924. Se representó una pieza dramática en el Teatro-Casino del Balneario, pero abrió la sesión la actuación del transformista Ernesto Protheo. Para la venta de entradas se organizaron expediciones de jóvenes señoritas de la localidad que visitaron numerosas poblaciones: Lorquí, Ceutí, Molina, Espinardo, Blanca y Abarán. Cuatro años después fue una compañía local de aficionados la que puso en escena El tren rápido con objeto de recaudar fondos para las obras del sanatorio Spreafico. Entre los escritores de teatro de origen murciano, más afamados, puede mencionarse al poeta Vicente Medina, cuya vida no vamos a traer aquí a colación puesto que existen numerosos estudios al respecto. Sin embargo sí conviene reseñar su faceta de dramaturgo con obras como El Rento, Lorenzo, Pedrín, La Perla, El alma del Molina o El Canto de las lechuzas, entre otras.