Teatro Mazarrón
La primera referencia encontrada se remonta al mes de abril de 1869 cuando en el “espacioso salón del teatro” se reunieron más de cuatrocientas personas para tratar sobre las quintas.
Las tiples Willians y Julia Zaragoza actuaron en el teatro que Mazarrón tenía en 1888 y obtuvieron una mención especial en prensa. Las acompañaban en el favor del público dos actores de la compañía de zarzuela a la que pertenecían, Blaya y Galinier. Diez años después sobre el mismo escenario se representaba una función patriótica por la Marina de España, en plena Guerra de Cuba.
Para el año 1900 Mazarrón tenía dos teatros denominados Circo y Zamora. El primero era un amplio coliseo que en 1903 contrató a una compañía catalana. Representó la ópera “Caballería Rusticana” con la tiple Palermi a la cabeza del elenco. Aquel mismo año actuó también una compañía de Declamación que estrenó el melodrama titulado “Los dos pilletes”.
Mientras que las compañías ambulantes de teatro comenzaban a sentirse amenazadas por la competencia que les suponía el séptimo arte, los empresarios del teatro estaban encantados con la ampliación de la oferta de manera que, a su interés, iban alternando uno y otro espectáculo. En febrero de 1902 como falló la proyección de cine contratada por el Teatro Zamora, se contrató a la compañía encabezada por Nieves Pérez.
El Teatro Zamora (abierto en 1894) apostaba en cambio por los escritores locales y noveles, en general. En 1903 puso en escena el drama “Los Mellizos”, basado en costumbres mineras. “Entre el taller y el presidio” era un drama socialista de un autor mazarronero y bajo el título “Misterios del clericalismo”, se estrenó el drama anticlerical escrito por José Castillo, natural de La Unión. También ofrecía zarzuelas y espectáculos cómicos muy del gusto del público.
El Teatro Moderno contrató en 1907 a la Compañía Lagunas-Lucas que obtuvo un gran éxito al decir de la reseña del periódico El Liberal. Al año siguiente actuaba en Mazarrón, pero desconocemos en qué local, la compañía del maestro Lozano que llevaba entre su elenco a la famosa tiple Rigoleta Samper. La apertura del Nuevo Teatro data de 1908. Pero en torno a 1916 se produce una verdadera eclosión en materia de locales: primero surge el Salón Eureka y ese mismo año abren Samper y el Sport.
El Eureka se inauguró en junio de 1916 con la compañía Manrique Gil. En su escenario se estrenó en 1919 el drama titulado “El Destino”, de Ginés Cervantes Ros (autor natural de Mazarrón pero afincado en Barcelona) y Antonio D. Gómez. En diciembre de 1925 sufrió un pequeño incendio sin consecuencias y prueba de ello es que para 1926 ponía en escena diversos sainetes a beneficio de la Cofradía de San Juan. Como en tantos otros pueblos de la Región, la afición a tan noble arte, llevó a muchos aficionados a crear su propia compañía e intentar profesionalizarse, es decir, vivir de ello. En abril de 1917 la compañía así formada en Mazarrón se atrevió incluso a probar fortuna con su valía en teatros ajenos como los de Alhama. La compañía estaba formada en sus comienzos por 14 actores, pero disensiones internas la dejaron en diez y como consecuencia tuvieron que variar el repertorio. La calidad del espectáculo debió verse sensiblemente mermada con las ausencias de aquellos cuatro actores porque disminuyeron los éxitos y las contrataciones; el público había dejado de aplaudirles. Para colmo de males, una de las actrices principales cayó enferma y se vieron obligados a recurrir a los “bolos” en Librilla o Totana, para poder comer.
Como la situación se hacía crítica, decidieron volver a Mazarrón pero ni siquiera les quedaba dinero para alquilar carros con los que trasladar los 60 baúles de atrezzo. Finalmente, intervinieron el juez municipal Francisco Ponce, el alcalde José García y hasta el Círculo Obrero que entre todos les socorrieron con la ayuda necesaria para el viaje.
El entonces pequeño Puerto de Mazarrón también llegó a disponer de coliseos propios: Salón Recreo (1911) y Salón Serrano (1915).