José Alegría Nicolás

 

Posiblemente el señor Alegría fue uno de los personajes que más trabajó por el bando de la Huerta en los difíciles años treinta y cuarenta.  Nacido en la pedanía murciana de Torreagüera en mayo de 1870, estuvo muy ligado también a Zarandona. Pasó parte de su infancia en el seminario, que abandonó al conocer a la mujer con la que acabó casándose.

Comenzó su vida laboral trabajando como funcionario en Obras Públicas, adscrito a la Confederación Hidrográfica del Segura, donde logró plaza en 1899. Poeta por afición y hombre religioso, caballero arrixaco, siempre se sintió muy ligado a la Semana Santa y a la Virgen de la Fuensanta.

El afecto por su tierra y cuanto tuviera que ver con ella hicieron de él todo un bibliófilo pues acabó reuniendo una magnífica colección de miles de libros y cientos de documentos que, con el paso del tiempo, acabó siendo vendida al Archivo Municipal de Murcia.

Puede seguirse el rastro de su obra escrita a través de las revistas de la Semana Santa y de periódicos locales como El Tiempo, La Verdad, Línea, e incluso en revistas especializadas como El Boletín del Museo de Bellas Artes escribiendo sobre Salzillo en 1932 y 1935.

En enero de 1936 le cupo la satisfacción de ver estrenado en la iglesia de San Juan el himno que dedicara a la Virgen de la Buena Estrella, con música del franciscano Samuel.

A partir de 1939 se implicó en la restauración del Santuario de La Fuensanta, sobre todo en la fuente y los caminos de acceso, además del mirador y todo el entorno.

Otro de los himnos que compuso fue dedicado a la Cofradía de la Preciosísima Sangre, poniéndole música el maestro Emilio Ramírez.  Entre sus cargos y méritos cabe mencionarlo como correspondiente de la Real Academia de la Historia y miembro de número de la Academia de Alfonso X El Sabio, donde ejerció el cargo de bibliotecario.

Pero, sin género de dudas, una de sus más renombradas contribuciones a la sociedad y la fiesta murcianas fueron sus bandos panochos y el apoyo decidido que siempre prestó al Bando de la Huerta, así como a la elección de la Reina de la Huerta.  Formó parte de la Comisión organizadora del Bando en  1930, 1932 ó 1934, año que puso en escena, al mismo tiempo, un diálogo panocho en el Teatro Romea. Se titulaba Los Auroros y obtuvo un gran éxito. Para 1942 ya presidía la Comisión del Bando y dos años más tarde coordinó la elección de Reina de la Huerta, título que, a la sazón, recayó en la joven Carmen Nicolás, natural de Javalí Viejo.

En febrero de 1948 falleció cuando contaba 77 años de edad, ocurriendo el deceso en su propio domicilio, situado en la calle San Félix. Por cierto, que esta calle, travesía del Camino Viejo del Nuevo Monteagudo, se llamaba Cañarejo y fue precisamente José Alegría quien en 1915 solicitó su cambio de denominación por el del Obispo Félix Martín.

Emilio de los Muebles


Emilio Martínez López nació el 26 de noviembre de 1892 como el menor de tres hermanos. Hijo de comerciante, su tienda de muebles estuvo ubicada junto a la posada del Puente Viejo antes de 1917. Se casó con Paz Hortelano Álvarez con quien tuvo dos hijos: Paz y Francisco.

Hombre en extremo sociable, se vinculó muy pronto a las fiestas de su barrio y a las de la ciudad. Asumió la presidencia de la comisión de fiestas de la parroquia de San Pedro en 1926 y, al año siguiente, ya estaba disertando en el Bando sobre las peleas de sus vecinos por el ¿fuliban¿. Su fácil compromiso social le llevó en 1929 a aceptar el cargo de perráneo de La Arboleja y en 1930 era ya tan popular recitando los ingeniosos y cómicos bandos que salían de su pluma panocha que lo hizo incluso en la iglesia de San Antolín.

Su talento le permitió incluso escribir una pequeña pieza de teatro que, tres años después, los Amigos del Arte pusieron en escena. Era un juguete cómico escrito en panocho. No solo colaboraba con el bando de la huerta, sino que organizó la Cabalgata de las Industrias, en 1940. Al año siguiente se volvió a representar su juguete cómico, pero en aquella ocasión, él mismo formaba parte del elenco de actores junto a Lolita Flores.

Sacaba en el desfile carreta propia titulada Perráneo y desde ella desgranaba cada año su gracejo habitual en forma de inolvidables bandos, cuyos chascarrillos corrían de boca en boca durante días después.

En 1948 amplió y diversificó el negocio comercializando cables de acero, cuya sede instaló en el Arco de Vizconde. En 1958 el Ayuntamiento le concedía el titulo de Panochista de Honor y en 1959 el de Perráneo Mayor del Bando. Aquel año organizó, junto a Ubeda Romero, en la plaza de Vistabella, una gran fiesta huertana amenizada por rondallas en la que se cantó y se bailó un buen repertorio de jotas y aires del folclore murciano. En aquella ocasión, Emilio demostró que entre sus habilidades se contaba también la bandurria.

Actuó  en el museo de la Huerta de Alcantarilla en 1967, junto al Orfeón Fernández Caballero, y en el mismo escenario recibiría un merecido homenaje en 1969 acompañado del panochista Pepe Ros y el cantante Ginés Torrano.

Es indudable que Emilio dignificó como nadie la figura del alcalde Perráneo. En ocasiones llevaba de adalid en los desfiles a un niño que iba anunciando con una trompeta la declamación de su bando.

Panocha de Oro del Ayuntamiento de Murcia, fue además un asiduo de Radio Juventud, desde donde denunció ¿por supuesto en panocho- la destrucción de los baños árabes de la calle Madre de Dios. Fallecía en 1974.

Pepe Ros Campillo

 

Se trata de un panochista, presentador, animador, humorista, pregonero y, además de otras múltiples facetas, un hombre solidario.

Nació en La Unión, pero aún muy joven, se afincó en Murcia. Allá por 1950 ya estaba animando las fiestas de Alcantarilla y poco a poco fue introduciéndose en el sector del espectáculo a través de numerosos actos en diversas localidades. Son ejemplo de aquellos primeros tiempos sus intervenciones en Murcia Parque, en 1953; las Fiestas de Santa Eulalia, el Teatro Romea, el Festival de Educación y Descanso o el homenaje a Rafael Campos, en 1954.

Siempre destaca por su ¿gracejo panocho, sal y cordialidad¿ y sus intermedios humorísticos fueron cobrando fama.  Era aquella una afición que hacía compatible con su profesión de pescadero.  Enamorado de un medio como la radio, mantuvo siempre una relación fluida con Radio Murcia.

En 1955 pronunció un monólogo en las fiestas de San Gabriel y participó en un sainete representado en la fiesta de Exaltación del Trabajo; pero también actuó en festivales benéficos en la cárcel, en el Teatro Romea, en el Hogar del Productor o en el festival anual de Educación y Descanso.

Al año siguiente aparece en las Fiestas de San Isidro de Mula, como integrante del elenco de cuadro artístico que puso en escena un sainete de los Quintero. Además de actuar en la ya tradicional fiesta de Exaltación del Trabajo del año 1957, aquel año participó en otro sainete en el Sanatorio de Sierra Espuña y recitó poemas panochos.

Los años de 1958 y 1959 son especialmente agitados en este quehacer de Pepe Ros; parece multiplicarse para poder estar presente en múltiples actuaciones: eventos de carácter folclórico y huertano en La Raya, Alcantarilla, Algezares, Mula, Archena, Molina y, también en el homenaje al panochista Emilio, en el barrio murciano de Vistabella.

En calidad de rey mago volvió a visitar el Sanatorio de Sierra Espuña, representado a la radio en 1960. También aquél año fue nombrado pregonero del Bando de la Huerta y participó en el festival celebrado con motivo de San José Obrero, que tuvo lugar en el Murcia Parque. Lo reclamaron de Mula y de Algezares y participó en el Día de la Provincia, en Abarán. Fue además el personaje central de la fiesta de exaltación murciana y acompañaba a Pedro Barba en las fiestas de primavera cuando le fue otorgado a aquél la Panocha de Oro.

Repitió sus actuaciones en Sierra Espuña, Algezares y el Bando de la Huerta en 1961, pero también incorporó la costa a sus itinerarios habituales. Aquel año visitó San Pedro del Pinatar y Los Alcázares, donde estuvo con Ginés Torrano, Antonio Las Vegas, Úrsula del Valle y el grupo de Coros y Danzas de Educación y Descanso.

Fue precisamente en Sierra Espuña donde conoció a la que sería su esposa, Marita Abellán, una hermosa y magnífica cantante tonadillera con la que contrajo matrimonio en 1962. Antes de incorporarse a la Semana de la Huerta de Los Alcázares, la década siguiente la pasó interviniendo, participando y presentado actos en el Museo de la Huerta de Alcantarilla, en los nombramientos de ''Reina de la Huerta'' que se celebraron en Murcia; acudió a las fiestas de Mula, de San Pedro del Pinatar y participó en diversos Bandos de la Huerta, hasta convertirse en un personaje imprescindible del murcianismo huertano y de sus tradiciones.  A partir de 1970 lo veremos como presentador y animador de la Semana de la Huerta de los Alcázares.

Llegó a ser uno de los miembros más conocidos de la Peña La Panocha y falleció en diciembre de 2004.  A lo largo de sus actuaciones recitó bandos de los principales autores panochistas, tales como: Emilio de los muebles, Nicolás Rex, Diego Ruiz Marín, Francisco Rodríguez Gallardo o Paco el Niño, entre otros.