Otros trabajos a reseñar
No fueron sus trabajos en La Bastida los únicos dignos de reseñar, también realizó una notable intervención en el descubrimiento y posterior traslado a la escuela de Caminos de los restos de un Mastodonte del Mioceno aparecidos en Madrid, con motivo de la explanación del Cerro de la Plata, en 1868. Finalmente, el mastodonte pasó, por orden ministerial, al museo de Ciencias Naturales de Madrid.
Entre 1869 y 1871, volvió a desempeñar la secretaría de la escuela, incorporándose al claustro de la escuela de Caminos otros profesores con los que tuvo estrechas colaboraciones: Manuel Pardo y Miguel Martínez Campos. En colaboración con Manuel Pardo, auxiliaron a la comisión encargada de redactar el Plan General de Ferrocarriles.
En 1869, Inchaurrandieta figuró como vocal suplente del comité de redacción de la Revista de Obras Públicas publicando el libro titulado Las aplicaciones de la Geología a la práctica del Ingeniero de Caminos, la primera obra que se conoce como Geología del Ingeniero.
En diciembre de 1870, fue comisionado por el ministro de Fomento, don José Echegaray, para trasladarse a Estepona a estudiar un eclipse total que pudo observarse el día 22. Cuando observó el fenómeno, y después de redactar una memoria descriptiva del mismo, pasó a inspeccionar las obras del encauzamiento del Guadalquivir, las del depósito y distribución de aguas a la ciudad de Jerez.
A finales de 1871, el trabajo más considerable que hizo fue el proyecto de reconstrucción de la Presa de Puentes en Lorca. Formó equipo con Manuel Pardo y Miguel Martínez Campos, realizando un minucioso estudio de la destrucción de la presa antigua, así como del emplazamiento, características y condiciones de trabajo de la nueva presa. Finalmente, el proyecto no se realizó aunque fue publicado en la colección “Memorias y Documentos referentes a la ciencia del ingeniero y el arte de las construcciones”, en 1876. La presa construida sería la que proyectó, pocos años más tarde, Francisco Prieto Caules.
En 1878, estando al servicio de la Compañía de Madrid a Malapartida. La línea de 243 km de longitud, era una de las dos que componían el tramo español del itinerario Madrid-Lisboa. Comenzó a construirse desde la capital, terminándose el primer trozo de Madrid a Torrijos, en junio de 1876. El segundo, Torrijos-Talavera, se acabó en julio y en 1877 y 1878 se terminaron otros dos trozos hasta la Bazagona, y en octubre de 1881 llegaban los trenes a Malpartida, donde empalmaba con la línea que iba a Cáceres y Portugal.
En mayo de 1879, Inchaurrandieta se reincorporó a la cátedra de Geología de la Escuela de Caminos y en octubre de 1881 abandonó de nuevo la enseñanza. Lo declararon supernumerario y pasó al servicio de contratista de las obras del ferrocarril de León a Gijón. Durante casi cuatro años construyó los trozos 3º y 4º de la bajada del puerto de Pajares. Las obras incluían ocho túneles, alguno de los cuales se acercaba a los dos kilómetros de longitud.
En julio de 1885, volvió al servicio del Estado, como jefe de la comisión encargada del estudio de los Ferrocarriles Pirenaicos. Se trataba de estudiar el cruce de los Pirineos por dos líneas férreas: una para que desde Lérida siguiera los valles del Segre y del Noguera Pallaresa y otra que partiera de Huesca para ir a salvar la cordillera por Canfrac. Antes de incorporarse a su nuevo cargo, hubo de realizar una misión en el Canal de Isabel II. El Gobernador de Madrid preocupado por la turbiedad de las aguas, había pedido al Gobierno el estudio del problema. D. Rogelio reconoció el curso alto del Lozoya, hasta las presas de derivación y de entonces data el informe geológico sobre la Presa del Villar.
En agosto de 1889 se le propuso para otorgarle la Gran Cruz de Isabel la Católica. En marzo de 1890 abandonó el Estado y entró como ingeniero consultor del Banco General de Madrid. Ese mismo mes firmó el proyecto modificado de la línea de ferrocarril Linares-Almería, en representación de la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España.
Pasados siete años ocupado en la supervisión de la construcción del ferrocarril de Almería, fue Director de la Compañía del Sur y aunque su misión estaría centrada en los aspectos gerenciales y financieros, su opinión fue determinante en la solución de los importantes problemas de trazado y de proyecto de grandes viaductos impuestos por la desigualdad del terreno. Durante este periodo ascendió, en enero de 1896, a Inspector General de 2ª clase. En noviembre de 1897, antes de la terminación de las obras, reingresó en el Estado y pasó como vocal a la Junta Consultiva de Obras Públicas.