En la Región de Murcia el consumo de las habas está muy generalizado haciendo bueno el refrán español de que 'en todas partes cuecen habas'.
Hacia finales de febrero se comienzan a cosechar las primeras habas tiernas que se consumirán preferentemente en fresco, solas o acompañando algún salazón de pescado (bonito o atún de ijada, por ejemplo).
Estas habas tiernas también resultan exquisitas simplemente fritas con cebollas tiernas, o añadiendo también morcón, jamón o morcilla a dicha fritura, y en tortilla, nuevamente solas o con un poco de cebolla.
Una preparación antigua y típica murciana de estas habas tiernas son las gachas tortilleras, o simplemente tortilleras, y su preparación consiste en incorporar las habas, previamente fritas con ajos tiernos, a una gacha de harina de trigo que, posteriormente, se cuaja como si de una tortilla se tratara en una sartén. Estas gachas tortilleras son un plato típico de otoño e invierno en Blanca, donde las preparan con ajos tiernos y ñoras, en vez de habas.
También la exquisitez de estas 'tortilleras' han dado fama al Restaurante 'El Peque' de Mahoya (Abanilla), donde las sirven con unas buenas morcillas, trozos de panzeta o longaniza a la brasa.
Las habas son también un ingrediente esencial de innumerables guisos tradicionales, que resultan muy sencillos de elaborar, a la vez que ricos y nutritivos.
Por ejemplo, las habicas con berenjena, elaboradas con habicas secas puestas en remojo la noche de antes y un sofrito de cebolla, pimientos verdes y ajos al que se le incorpora al final de la fritura, tomate natural, berenjena cortada en dados y hierbabuena. Por último se cubre con agua y se cuece durante más de media hora. O las habas en salsa, que se preparan de la siguiente manera: primero se rehogan en aceite las habas tiernas con abundante cebolleta y, al final, se le añade pimentón y hierbabuena. Cubrir con agua y cocer. Cuando se caliente para servir podemos incorporar la clara de un huevo.
Y como no, los michirones o minchirones, elaborados con las habas secas gordas y que en su versión más purista, según Juan García Abellán, 'pide cocer las habas con pimienta, aromático poleo, hojas de naranjo y, muy señaladamente, con pimientos picantes secos, enérgicos en su presencia y porte como guardias civiles de carretera'..
También ortodoxa sería la elaboración con hojas de laurel, pimentón picante y ajos, pero que resulta enormemente engrandecida si dejamos caer en el puchero un trozo de jamón, de tocino entreverado o unas rodajas de chorizo. Este guiso ha de resultar picante y sabroso, ya que la simpleza y falta de sabor de su único ingrediente principal, el michirón o haba gorda seca, ha de ser realzado y puesto en valor. Así, preparado con su enjundia, resultará un óptimo aperitivo acompañado de nuestros espléndidos vinos tintos de Jumilla, Yecla o Bullas. Feliz maridaje, en el que otros vinos desmerecerían por su escaso poderío
Huertanos y campesinos, ávidos de cualquier recurso alimenticio durante generaciones, hace mucho tiempo descubrieron que las últimas vainas que da la mata de habas no llegan a granar, pero, sin embargo, estas pequeñas vainas denominadas tavillas o talvillas, resultan sin embargo deliciosas simplemente hervidas y aderezadas con aceite y limón y constituyen un excelente primer plato para la cena.
Por último, otra forma de consumir las habas en nuestra zona, es formando parte de la denominada cascaruja, o mezcla de frutos secos tostados o fritos con sal, junto con los garbanzos, almendras o avellanas.