En la Región de Murcia coexisten dos tipos de apicultores, los aficionados y los profesionales. Entre el primer grupo se encuentran, además de algunos pocos aficionados, pequeños agricultores de las comarcas del Rio Mula, del Noroeste o del Altiplano, para los que la apicultura era una más del conjunto de las actividades que conformaban su economía de subsistencia. Sus pequeños grupos de colmenas las situaban normalmente en montes públicos donde aprovechaban las floraciones autóctonas de romero, tomillo, albaida o cantueso, entre otras; o en fincas privadas de almendros o frutales que las requerían para obtener mejores cosechas. La miel obtenida la comercializaban en su entorno más próximo, en mercados o mercadillos, o entre sus vecinos, principalmente en fechas cercanas a la Navidad para la elaboración de los típicos dulces. Desgraciadamente, en los últimos lustros, este tipo de apicultura que desempeñaba un papel tan importante en la conservación del medio ambiente, ha sufrido importante retroceso en consonancia con el declive del mundo rural agrario en España.
Algunos pocos de estos pequeños apicultores, en los años cincuenta y sesenta principalmente, inmersos en lo que se llamó la Revolución Verde, para poder continuar con su actividad dieron el salto hacia una producción de miel más intensiva, empresarial, con un mayor número de colmenas. La mejora de las carreteras y los vehículos, junto con la necesidad de buscar las mejores y más abundantes floraciones, les impulsaron a viajar con sus colmenas por todo el territorio nacional, convirtiéndose, de este modo en apicultores trashumantes.
Entre los principales problemas con que se encuentra el apicultor regional destacan la falta de buenas floraciones silvestres provocada por la sequía y la desertización, el uso de los insecticidas en las floraciones de los frutales cultivados, la disminución del precio de la miel por las importaciones masivas de mieles de baja calidad procedentes de terceros países y las insidiosas enfermedades de las abejas, fundamentalmente de la varroasis.
La varroasis es una parasitosis provocada por un ácaro llamado Varroa jacobsoni Oud que originalmente parasitaba a las abejas asiáticas con las que había alcanzado, a lo largo de sus miles de años de convivencia, un cierto equilibrio. Sin embargo, cuando Varroa comienza a parasitar a Apis mellifera (nuestra abeja de la miel) se comporta con una gran actividad parasitaria, produciendo graves daños y matando finalmente las colonias si no son tratadas.
A lo largo del pasado siglo XX, Varroa se ha ido extendiendo prácticamente por todo el mundo. En España es detectada a mediados de la década de los ochenta, encontrándose actualmente en todo el territorio nacional, excepto en la isla de La Palma (Islas Canarias). Su aparición provocó una situación dramática en el sector, que no se encontraba preparado para la lucha contra esta nueva enfermedad, y produjo una mortandad masiva de colmenas que obligó a muchos apicultores a abandonar su actividad.
Aunque varios tratamientos salvaron inicialmente la situación perentoria que se había creado, sin embargo, generaron a su vez nuevos problemas de resistencias y residuos. Actualmente, y a pesar de que el sector está aprendiendo a convivir con este parásito, la Varroasis provoca una disminución en las defensas de las abejas que facilita la aparición de otras patologías infecciosas.
Hace unos años, los apicultores de la Región, ante el avance de las mieles importadas y los bajos precios, se unieron para realizar la venta de su producto en común y de este modo poder defenderlo adecuadamente concentrando la oferta a través de la prestigiosa y solvente cooperativa COATO de Totana. El resultado fue todo un éxito y lo que comenzó con unos 150.000 Kg. de miel y 20 apicultores hoy alcanzan más de 600.000 Kg. y 60 apicultores, aglutinando actualmente el 70% de la miel que se produce en la Región de Murcia. Las tres principales variedades de miel que comercializan son milflores y las monovarietales de azahar y romero. La miel de azahar, por su singularidad y alta calidad en la Región, ostenta desde el año 1993 la denominación «Producto de Calidad de Murcia» y los productores que desean acogerse a dicha marca deben cumplir lo establecido en su reglamentación específica de producción.