Ha sido un importante ingeniero de caminos que ejerció su brillante profesión intensamente a lo largo de una completa vida activa, y de forma apasionada, espectacular y precisa la de arqueólogo, la de investigador prestigioso en arqueología protohistórica.
Su rigor científico, su concepción analítica del método arqueológico y su ilusión investigadora hacen de el un arqueólogo excepcional, y de toda su amplia obra un conjunto coherente, claro y útil, indispensable a la hora de investigar y base sobre la que han seguido trabajando tres generaciones a la hora de interpretar la cultura ibérica, su devenir y sus influencias.
Nacido en la calle Frenería de Murcia el 9 de Septiembre de 1907, se halló siempre fuertemente vinculado a la tierra de sus mayores, la ciudad de Mula, que siguió frecuentando y donde instalaría más tarde su cuartel general de investigaciones arqueológicas próximo a su yacimiento predilecto, la necrópolis de EI Cigarralejo.
Su estancia universitaria en Madrid y sus primeros trabajos como ingeniero le llevan muy joven a afrontar un gran proyecto vinculado al sempiterno y agobiante problema del Sureste español: la sequía. Es ingeniero jefe del proyecto que habrá de materializar una obra decisiva, calificable en su época (los años 30 del siglo XX) de faraónica: la canalización de las aguas del Taibilla, para abastecer la ciudad de Cartagena
En esa época sus trabajos arqueológicos comienzan casi como hobby apasionado de las horas libres, y así será en sus siguientes sesenta años de vida.