La obra tuvo en principio la estructura de una torre exenta, de planta cuadrada y cuyos alzados se dividían en tres. Presentaba su proyecto original una serie de elementos característicos de las fortificaciones de la época (primer tercio del siglo XVI), como las almenas, saeteras, un matacán y la puerta de acceso sobreelevada del nivel del suelo.
Sin embargo, los constantes ataques (con éxito muchos de ellos) de piratas berberiscos y los rápidos avances tecnológicos de la época (el uso generalizado de la artillería pirotécnica y la adaptación a ésta de las fortificaciones), así como el mal emplazamiento estratégico de la torre, llevaron a la necesidad de numerosos cambios.
Aprovechando su reconstrucción, tras la ruina y abandono de la fortificación, hacia el último tercio del siglo XVII se acometieron una serie de obras que transformaron el edificio original. Así se perfeccionó la torre con un cuerpo trapezoidal que se adosó al frente que mira al mar, así como un revellín dotado de dos torrecillas circulares que flanquearon la puerta y los muros.