Historia
A finales del siglo XVIII la ciudad de Lorca contaba tan sólo con dos fuentes públicas que abastecían a la totalidad de la población, la Fuente del Caño y la Fuente del Oro. El caudal aportado por estas dos fuentes no era suficiente para cubrir las necesidades propias de una ciudad. Para resolver este problema el Ayuntamiento puso en marcha una serie de obras destinadas a mejorar el abastecimiento de agua en la ciudad.
En 1773 se encargó al ingeniero Juan Escofet que llevara a cabo el proyecto para la construcción de un acueducto que permitiera canalizar las aguas de la Rambla de Zarzadilla de Totana, y su posterior conducción hasta la ciudad de Lorca. La Rambla de la Zarzadilla era el lugar ideal para abastecerse de nuevos recursos hídricos, ya que recoge las aguas de la vertiente sur de la Sierra de Cambrón y de la vertiente suroccidental de Sierra Espuña, desembocando en la Rambla de Torrealvilla.
La construcción del Acueducto de la Zarzadilla se realizó entre los años 1773 y 1780, fue comenzada por el ingeniero Juan Escofet y concluida por su ayudante Juan Martínez de Lara. Este acueducto, unido al establecimiento de nuevas fuentes, garantizó y amplió el abastecimiento hídrico de la ciudad. Es en este momento cuando se construyen nuevas fuentes como la Fuente de la Estrella, la Fuente del Barrio de San Cristóbal o la de Santa Quiteria.
Las obras de construcción de la Fuente de la Estrella comenzaron en 1779 en el lugar conocido como Plazuela del Cura. Este espacio estaba ocupado entonces por una vieja casa, edificio que fue adquirido por el Ayuntamiento y demolido con el fin de construir la nueva fuente. En las obras de construcción se reaprovecharon la piedra y los maderos sanos procedentes del derribo de dicha casa.
En 1781 se celebró la inauguración de esta primera fuente, que contaba con sólo dos caños de agua.
En el año 1802, con motivo de la catastrófica avenida de agua producida por la rotura del Pantano de Puentes, esta fuente fue destruida.
Algunos años después, en 1820, la Fuente de la Estrella fue reconstruida por Julián Rodríguez, contando ahora con cuatro caños. Es en este momento cuando se lleva a cabo también la remodelación de la plaza en la que se encuentra la fuente, dotándola del aspecto que presenta en la actualidad.
La nueva fuente está rematada por un ornamento de bronce con forma de estrella, ornamento que dio nombre a la fuente y, por extensión, a la plaza, pasando a denominarse Plaza de la Estrella.
En 1855 el Ayuntamiento de la ciudad suprimió el impuesto que desde tiempo atrás venía cobrándose sobre dos de los caños de esta fuente, quedando a partir de ese momento libres para el uso de los vecinos.
Las fuentes de este tipo pueden considerarse como importantes medios de cohesión social, ya que en los lugares donde estaban situadas se reunían multitud de personas a la espera de que les llegara el turno de llenar sus vasijas. En este sentido debemos mencionar también la figura del Aguador, persona que se encargaba de recoger el agua en las fuentes para luego recorrer la ciudad ofreciéndola a los particulares.