La Rosaleda

La casa estaba compuesta por dos plantas y sótano. La fachada principal presentaba un pórtico de entrada sustentado por pilastras pareadas y decoradas con molduras, además de una escalinata de acceso. Sobre este pórtico se situaba en la planta superior un balcón corrido realizado en forja. Todo el conjunto se encontraba coronado por la típica torre con ventanas orientadas a los cuatro puntos cardinales, y rematada con cubierta a cuatro aguas y pináculo. Junto a la torre aparece una pequeña terraza cerrada por una barandilla de forja.

Estructura

El edificio, compuesto por distintos cuerpos, presentaba ventanas cerradas con rejería en todas sus fachadas y terrazas a distintas alturas circundadas por barandillas de hierro. La sencilla fachada policromada queda decorada con las molduras que ornamentan las ventanas. En ellas aparecen relieves florales y palmetas.

El interior se distribuía a partir de una impresionante escalera con balaustrada de madera. En el sótano se situaban las cocinas.

El edificio estaba rodeado por un impresionante jardín que permanecía circundado por una cerca decorada con un bello trabajo de forja. El acceso al interior de esta propiedad se realizaba por medio de una gran puerta de hierro, situada entre dos pilares labrados. Sobre uno de estos pilares había colocada una placa en la que se podía leer el nombre de la casa: La Rosaleda.

Tras la rehabilitación llevada a cabo en la década de los noventa, se añadió un nuevo cuerpo al edificio con el fin de poder adaptarse mejor a las nuevas funciones que pasaría a desempeñar. En la actualidad, el edificio conserva la vieja estructura, si bien el jardín ha quedado reducido a un pequeño espacio situado en la fachada posterior de la casa.