Asociado a este producto hay siempre unas formas cerámicas determinadas, las llamadas ánforas de salazón o spatheia, anforitas de pequeño tamaño en las que una vez almacenado el producto, se sellaba con corcho, argamasa o puzzolana (roca volcánica) y se procedía a su comercialización. A este tipo de cerámica corresponden la mayor parte de los materiales encontrados en el yacimiento, aunque también hay vajilla de mesa (sigillata clara, de procedencia africana), cerámicas de cocina y otros tipos anfóricos utilizados en parte para contener salazón.
En el Cerro del Castellar se ha documentado materiales púnicos aunque no se ha podido comprobar arqueológicamente que la producción de los salazones se hubiera iniciado en este yacimiento en época púnica.
Junto a los materiales romanos y púnicos se localizaron restos cerámicos de otras cronologías que no aparecen asociados a estructuras arqueológicas lo que dificulta su interpretación. Aunque los hay de época fenicia, ibérica, medieval islámica y moderna, estos son relativamente escasos, sobre todo comparados con los de época romana, y no sirve para documentar la ocupación del Cerro del Castellar durante esta época; sólo una excavación en extensión serviría para confirmar este hecho.