La fecha de construcción del monumento funerario de la necrópolis de la Torre Ciega ha sido objeto de numerosas discusiones. Se ha establecido su cronología en época republicana, en los primeros momentos del Imperio e incluso a lo largo de los siglos II-III d.C. La ausencia de otros monumentos similares en el entorno (que sin duda alguna existieron) han dificultado su datación, si bien el estudio de paralelos (sobre todo en la península itálica, necrópolis de la vía Laurentina) y el análisis de los materiales cerámicos hallados en las prospecciones y excavaciones sistemáticas realizadas en las proximidades de la Torre Ciega, han permitido establecer una cronología para el monumento en la época augustea (finales del siglo I a.C ¿ inicios del siglo I d.C) pudiéndose alargar como mucho hasta mediados del I d.C.
Los restos de otras torres similares en el entorno fueron ya identificadas por Cascales en el siglo XVIII que llego a describir hasta diez de estos monumentos, si bien en la actualidad no se conserva ninguno de ellos, únicamente a nivel de cimentación.
Los restos conservados están asociados al ritual de incineración; sin embargo no se han hallado hasta la fecha restos que puedan ubicarse con claridad en los siglos II y III d.C, momento en el que se produce la transformación del rito de incineración al de inhumación.