Arquitectura y Sistema de Producción
Arquitectura de la chimenea
Esta chimenea responde al tipo de chimenea industrial usado en las instalaciones de las fábricas, construidas entre finales del siglo XIX y todo el siglo XX.
Se trata de una estructura de sección circular y gran altura, entre 30 y 40 metros, construida en ladrillo aplantillado o ladrillo visto de color claro. Esta estructura se apoya sobre una especie de pedestal cuadrangular y queda rematada por una boca o salida de humos decorada. La parte superior, algo combada y deteriorada por el uso, da la impresión de haber sido reconstruida en algún momento de su vida útil. En esta parte también podemos observar en grandes letras de color negro el nombre de la empresa a la que pertenecían las instalaciones: SANIGÓN S. L.
Sus instalaciones contaban con la maquinaria adecuada para este tipo de trabajo. Es destacable la importancia de la chimenea como parte integrante de los hornos donde se cocían las piezas cerámicas, ya que permitía regular la salida de humos producidos durante los procesos de fabricación.
En las instalaciones de este tipo de fábricas se localizan todos los elementos necesarios para la producción de ladrillos y tejas. De este modo se cuenta con pilas, un taller donde se modelan las piezas, un lugar para el secado, el horno, y un lugar de almacenaje.
Proceso de fabricación que se utilizaba
El proceso de fabricación es bien sencillo, en primer lugar se coloca en las pilas la arcilla con el agua y se deja mezclar bien. Pasadas veinticuatro horas se extiende esta arcilla en el suelo al lado de la pila y se la golpea con una pala de madera, con el fin de reducir los componentes más duros y conseguir una pasta uniforme. Una vez que la arcilla está lista, se dispone su secado en una segunda pila de forma cuadrangular.
Seguidamente, se coloca esta arcilla sobre un molde con la forma del ladrillo. Este molde está colocado sobre una mesa especial que ha sido preparada para llevar a cabo la operación posterior. A continuación, se esparce arena sobre la mesa y sobre el molde del ladrillo para evitar que la arcilla se agarre. Mediante este procedimiento se elaboran, además de ladrillos planos usados en la construcción de muros, losas para pavimentos y tejas de distintos tipos, planas o de cañón.
Una vez listas las piezas sobre la mesa de trabajo, se humedecen con agua y posteriormente se extienden en un lugar para su secado al sol. Al día siguiente, cuando han alcanzado la dureza necesaria para la cocción, se las somete a la acción calorífica del horno. Los hornos pueden estar construidos en ladrillo o mampostería y están compuestos por una cámara inferior donde se sitúa el fuego y otra superior donde se produce la cocción. La puerta del horno se encuentra encima de la boca por la que se introduce el combustible para el fuego. La abertura de la entrada se cierra con una puerta de madera. El horno se cubre con una bóveda, la cual posee un abertura para la salida de humos. Esta abertura puede abrirse o cerrarse permitiendo controlar la salida del aire durante el proceso de cocción. La cámara de fuego y la de cocción están separadas por una serie de arcos paralelos seguidos que impiden el contacto directo de los materiales con el fuego. Para llevar a cabo las cocciones se llena completamente la cámara con ladrillos o tejas y se sella la puerta de la cámara. El fuego se mantiene activo durante más de un día. Pasado este tiempo los materiales se sacan del horno y la cerámica resultante se almacena al aire libre.
El último paso en la fabricación de ladrillos y tejas es la distribución y venta de las piezas.