Tradicionalmente se venía aceptado que la torre estaba vinculada al antiguo molino batanero que se sitúa en sus inmediaciones. Este molino hidráulico, movido por las aguas del Azarbe Mayor del Norte, tendría entonces un origen musulmán, aunque ya el arqueólogo citado advierte de que no aparecen molinos destinados a estas labores en el Repartimiento de Murcia, realizado tras la incorporación del reino musulmán de Murcia a la Corona de Castilla. Por lo tanto este edificio de labor tendría origen bajomedieval, y así aparece en la documentación detectada por los investigadores en el Azarbe de Monteagudo en 1428, quizá origen remoto del que hoy existe.
Hipótesis sobre la funcionalidad de la torre
En su estudio, Manzano Martínez concluye su hipótesis adscribiendo la fortificación a una fecha que podría situarse en torno a los siglos XII o XIII, en plena efervescencia de la explotación islámica de la Huerta de Murcia. Y dada su cercanía al recinto amurallado de la ciudad de Murcia, y en concreto al arrabal fortificado de la Arrixaca, atribuye esta edificación a una torre de raal; es decir, una fortificación que buscaba el prestigio de los propietarios de las tierras a las que dominaba, o lo que es lo mismo, pudo tratarse de un excelente ejemplo de la 'arquitectura de las apariencias' en el Islam murciano.