Sala Principal
Esta sala ofrece el más amplio surtido de enseres, imágenes y bordados del museo. En ella el visitante puede deleitarse con la contemplación de los capuchones de gala del Tercio de Nazarenos de la Virgen de la Piedad, cuya imagen custodia la Iglesia del Carmen y es obra de Antonio García Mengual
El Estandarte de la Santa Virgen de la Piedad también se expone en esta sala, pudiéndose apreciar el preciosismo y minuciosidad de su bordado, realizado en sedas y oro en los propios talleres del Paso Morado y dirigido por D. Francisco Martínez Coronel. Bajo la imagen del Estandarte de la Virgen con Cristo muerto en sus brazos, se bordaron las figuras de San Juan y María Magdalena, enmarcadas en espinas.
Una de las más bellas imágenes custodiadas en esta estancia es la del Cristo del Socorro, realizada por Isabel Bizcar Cuyás. Los penitentes del Paso Morado acompañan a la imagen en el Vía Crucis, mientras los 'rezaores' entonan los 'pasos' o rezos en cada una de las estaciones.
Otras joyas de la sala principal del Museo de Bordados del Paso Morado son el Manto de la Dolorosa, la Virgen de las Lágrimas, la talla del Santísimo Cristo del Perdón y su túnica, el Estandarte del Cáliz, la túnica de un Capitán Romano, la Bandera de la Cofradía del Perdón y los bordados, túnicas y portaestandartes del Tercio de Nazarenos.
Salas secundarias
En el flanco izquierdo de la sala principal se abren dos estancias de menor tamaño, una para albergar el Trono con el Grupo Escultórico de la Última Cena de Cristo y sus Apóstoles y la otra que atesora el Estandarte de la Santa Faz y la antigua Túnica del Santísimo Cristo del Perdón.
La Santa Cena es una obra de Nicolás Salzillo realizada en 1700 para la Cofradía murciana de 'Nuestro Padre Jesús' y que fue comprada por el Paso Morado en 1793.
Las figuras de los Apóstoles se realizaron con la técnica denominada 'de imágenes de vestir', ya que en las figuras sólo están talladas las partes visibles del cuerpo (cabeza, manos y pies). El conjunto está formado por trece imágenes, de las que se conservan nueve, el resto son del escultor contemporáneo José Jerique.
La composición de los rostros es de extraordinaria expresividad, desvelando la sicología de cada apóstol y la iconografía clásica del banquete eucarístico en el que Cristo instituye el Sacramento mostrando el pan a los comensales.