Fue excavado en el año 1987, identificándose durante los trabajos arqueológicos cinco habitaciones que se articulaban en torno a un gran patio central en el que la propia roca del monte hacía la función de pavimento. Junto a las habitaciones se halló también un espacio reservado al almacenamiento.
En tres de los cinco espacios excavados se encontraron restos de enlucido, pintura mural de color azul que decoraría las paredes de las habitaciones. Además, en la Habitación 1, junto con los enlucidos y un pavimento de opus signinum (revestimiento hidráulico), se excavó también los restos de un ara, un altar cuyas paredes en su origen debieron estar enlucidas en amarillo y que estaba unida al pavimento por medio de dos molduras pintadas de color rojo y negro. El hallazgo de este elemento de carácter religioso fue interpretado por los arqueólogos que excavaron el recinto que esta habitación debió tener un uso cultual, una especia de capilla particular de los habitantes de la casa.
Los materiales cerámicos (ánforas, cerámica campaniense y lucernas) junto a los hallazgos numismáticos (dos ases romanos, uno procedente de la ceca de Saitabi y otro de Sagunto) han permitido datar el abandono de este complejo a finales del siglo II a.C, si bien no sirve para poder identificar la función del hábitat excavado, si era únicamente de carácter doméstico o además estaba relacionado con las explotaciones mineras en la Sierra del Algarrobo o con explotaciones agropecuarias.