La riada de San Calixto
La riada de San Calixto produjo en la región más de un millar de muertos. Las crónicas dicen que la huerta quedó convertida en un "océano". En la catedral el nivel del agua ascendió varios metros. Destruyó casas, conventos, torres huertanas y barracas. Ahogó ganados y arrancó árboles de cuajo. En Murcia derribó barrios enteros. Una semana después, el agua aún sobrepasaba en la capital los pisos bajos. La población de la ciudad de Murcia se redujo hasta no alcanzar el medio millar de habitantes.
A las tres de la madrugada comenzó a llover con tanta fuerza que los más recios edificios temblaban y a las seis, juntándose con el río Segura los de Lorca y Mula y las ramblas de Nogalte y Sangonera, creció de suerte que inundó por completo la huerta, a las ocho acometió a la ciudad y rompiendo todos los reparos, dejola en breve convertida en un Océano.
Historia del templo
La ciudad de Murcia se vio asolada la noche del 14 de octubre de 1651. Una fuerte riada conocida como la de san Calixto derribó el convento de carmelitas que se encontraba en este lugar, así dice lo dice Frutos Baeza:
"tras dos días de incesante lluvia llegó Sangonera, hecho desfrenado mar; hinchóse bravamente el Segura hasta cubrir los ojos del puente, a cuyo obstáculo, afluyendo y azotándose unas con otras las olas se arrojaron furiosas por el Carmen y Capuchinos... estuvieron sitiados por el agua, sin humano remedio".
De nuevo, en el siglo XVIII tenemos noticias del empeño que tomó la orden carmelita en levantar un nuevo templo. En el mes de abril del año 1721 la Comunidad de Carmelitas de Murcia solicitó una ayuda a la diócesis de Cartagena, recibiendo como respuesta la donación de 4.000 reales a favor de D. Juan Palmero, canónigo de la santa Iglesia Catedral.
El proceso de construcción no era lento, por lo que el 23 de junio de ese mismo año ya se habían rellenado los cimientos.
La bendición y colocación de la primera piedra se realizó el 14 de septiembre de 1721. el acto fue llevado a cabo por el Vicario General de la Diócesis, Francisco Fernández.
Las obras a mediados del siglo XVIII se paralizaron, por falta de solvencia económica de la comunidad.
En 1767 la obras se retomaron hasta acabar la fábrica, gracias a la fortuna entregada por el matrimonio Felipe García Ros y Catalina Faz Ros.
Con este gran avance económico a finales de la década de los del siglo XVII, el templo estaba prácticamente finalizado.
A consecuencia de las obras del templo, la Orden quedó endeudada en 80.000 reales.
En el siglo XIX cuando la Guerra de la Independencia llegó a la ciudad de Murcia, el templo fue utilizado dos veces como hospital. Más adelante en el Trienio liberal se cerró el convento hasta que en 1835 fueron exclaustrados los religiosos que lo habitaban.
En 1858 la iglesia conventual fue convertida en iglesia parroquial. En la Guerra Civil (1936-39) el templo padeció el daño de sus valiosas obras de Francisco Salzillo, Nicolás de Bussy, Pablo Sístori, Roque López, etc...