El yacimiento arqueológico se encuentra sobre una serie de pequeños promontorios costeros desde los cuales se domina una amplia extensión del litoral; fue una antigua instalación especializada en la fabricación de garum, salsa fabricada con las tripas de pescados y excesivamente salada que se convirtió en uno de los alimentos más demandados y codiciados por los romanos. Pero junto con la elaboración de este producto, en la factoría romana de El Mojón se desarrolló también una fábrica de ánforas, recipientes de almacenamiento destinados probablemente a contener los mismos salazones que se producían.
Desde mediados del IV d.C se documenta en el yacimiento un alfar del que se excavó un grupo de cinco hornos, dispuestos en forma de radio de modo que las bocas de alimentación confluyeran en un espacio central desde el cual se suministraba el material necesario para asegurar la combustión de los hornos.
Durante este período, en la zona sur del yacimiento se fue realizando una terraza formada por los depósitos aluviales de la rambla con el fin de aumentar la superficie útil de trabajo, al mismo tiempo que se prevenían las avenidas. Diversas estructuras fueron amortizadas y reedificadas sobre este espacio a lo largo de todo el proceso, aunque la reutilización de sus elementos constructivos ha dejado únicamente algunos restos de muros inconexos que apenas permiten una interpretación. Al Norte, se documentan estructuras de habitación del último período de actividad del alfar (finales del siglo V d.C. e inicios del siglo VI d.C.).