Los Complejos Alfareros
Los complejos alfareros en época romana solían estar situados en las afueras de las poblaciones para evitar el peligro de incendios y los malos olores que se desprendían durante el proceso productivo.
Los hornos excavados en el Mojón, similares a otros muchos alfares excavados en el sudeste peninsular y en la Bética, estaban compuestos en esencia de las siguientes partes: praefurnium, cámara de fuego y cámara de combustión. El praefurnium sirve para la alimentación del Horno y en su boca se organiza el fuego, cuya corriente de calor a través de la cámara se distribuye hacia el laboratorio superior de modo que la carga se encuentra totalmente aislada del fuego propiamente dicho.
El techo de la cámara de fuego (parrilla) hace de suelo del laboratorio y suele estar perforado por una serie de orificios cuya misión es canalizar el calor de dicha cámara, desalojándose los gases y humos por diversos respiraderos situados en la parte abovedada más alta del laboratorio.
Los hornos estaban sometidos a un constante servicio de mantenimiento una vez realizadas las hornadas, por lo que con toda seguridad existiría un trabajo por parejas o por zonas de los hornos que tendría como finalidad el funcionamiento constante sin perder el ritmo de producción. Una vez construida la cámara de combustión y la parrilla, elementos fijos en cada horno, se procedía a situar la cerámica que se iba a cocer sobre la parrilla, apiladas en columnas y en ocasiones con algunos elementos cerámicos de deshecho, a modo de atifles, para evitar que se pudieran pegar las cerámicas entre sí.
A continuación, se construía una cúpula en adobe que encerraba completamente la cerámica, se introduciría la leña en el praefurnium, posteriormente se cerraba la boca de este con estos ladrillos, dejando una pequeña puerta arqueada, por la que se pudiera ir introduciendo más madera en función de las necesidades de calor para la cocción de la cerámica. Cuando finalizaba el proceso se destruía la cúpula de adobe para poder retirar la cerámica que ya había enfriado y se abría la entrada al praefurnium para vaciar y limpiar las cenizas del interior y dejarlo listo para poder introducir la madera para una nueva cocción.