Siendo San Pedro del Pinatar una población costera, eran muchas las familias de la burguesía o nobleza que se hacían construir viviendas de verano o quintas de recreo. A la hora de encargar estas viviendas solían contar con el trabajo de arquitectos de cierta relevancia, y durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX constituía un auténtico reto para éstos llevar a cabo proyectos originales en espacios abiertos que no limitaban las líneas de construcción.
El Barón de Benifayó, don Julio Falco d¿Adda, descendiente de una importante familia italiana de Saboya, y muy estrechamente relacionado con las nobles e ilustres familias españolas de la época, mandó construir esta villa residencial veraniega a uno de los importantes arquitectos de la época, Lorenzo Álvarez Capra (1848-1901).
La obra de Capra siempre estuvo en evolución continua, desde el eclecticismo influenciado por la escuela francesa hasta el neomúdejar que se desarrollaba en las escuelas madrileñas. Álvarez Capra se inclinaba por los motivos decorativos de inspiración medieval.
En el caso de la Casa Rusa o de los Condes de Campo Hermoso y Villa de Felices, se suelen hacer referencias estilísticas de otra obra construida en 1880 también con ladrillo visto: el Hotel Victoria de Murcia.
Si bien el Barón de Benifayó murió en esta vivienda, ya entrado el siglo XX sería remodelada para albergar en ella una escuela privada.
En la actualidad está pendiente de su reconstrucción, ya que es una de las casas más emblemáticas de San Pedro del Pinatar.