El despegue económico que supuso para la ciudad de La Unión la evolución de su cuenca minera a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, dio paso a la renovación del trazado urbano de la ciudad y a la continua construcción de edificios con proyectos firmados por los más afamados arquitectos del momento.
Debemos englobar la construcción de este Liceo, concluido en 1906, dentro de los proyectos de nueva planta de escuelas e institutos que se abordaron en toda la Región de Murcia. El marco histórico y político de este aumento de la demanda de estos complejos se sitúa en el surgimiento del llamado regeneracionismo. Tras la pérdida de las colonias de España a finales del siglo XIX, y ante la ineficaz política social y económica de la Restauración, parte de la clase política española vio necesarias unas reformas que, centradas en el desarrollo de la agricultura y la educación, dotaran a la nación del necesario desarrollo que evitara su decadencia social. El, por entonces, alcalde de La Unión, Jacinto Conesa, se inclinó por esta corriente de pensamiento político empeñado en instaurar una línea restauradora e ilustrada en la administración del municipio.
La bonanza económica del municipio permitió ésta y otras construcciones destacadas como el Mercado de Abastos, o el edificio de apartamentos de la casa Piñón. La implicación de la burguesía, con su aporte económico, fue decisiva para la nueva traza urbana de la ciudad.