La Ermita de San Bartolomé se encuentra ubicada en  San Bartolomé , pedanía murciana integrada en el municipio de Moratalla, situada en una depresión fría en la que no es inhabitual la nieve y próxima a Nerpio.

La ermita de San Bartolomé comenzó a funcionar cómo Coadjutoría de la única parroquia en el año 1857, siendo después parroquia agregada. Su festividad, el 24 de agosto, se celebra con función y procesión, siendo tradición 'indultar'  ese día al Diablo que lleva a los pies el santo titular, soltándole la cadena.

En la actualidad las fiestas se componen, fundamentalmente de corridas de vacas a imitación de las que se celebran en la villa.

Descripción

La ermita a la entrada de la  población que se encuentra constituida sobre un antiguo poblado ibérico, está consagrada al Apóstol  San Bartolomé, cuya primera imagen para adornar el altar fue un cuadro al óleo que aún se conserva en la sacristía.

La construcción de la ermita data del siglo XVIII  y se trata de un edificio de nave única rectangular  con cubierta a dos aguas  que mantiene las estructuras de la etapa barroca. A finales del siglo XVIII se la dotó de una talla de escuela salzillesca que fue dañada en la Guerra Civil, salvo el diablo, y restaurada en Murcia por Sánchez Lozano en la inmediata posguerra.

La fachada principal, de formas muy sencillas consta de un pórtico de acceso a los pies con tres arcos de medio punto, uno que dirige al portón de ingreso a la ermita, sencillo portón de madera con detalles de  herrería y dos en los costados. La fachada se encuentra rematada en una torre espadaña  abierta a los cuatro vientos y señoreada por una campana y Cruz de Caravaca.

En el interior la techumbre es un artesonado de madera.  En el altar mayor existen tres hornacinas y coro alto en los pies. La sacristía se ubica junto al lado de la epístola.

Esta pequeña ermita consta de verdaderas obras de arte en su interior. Entre ellas se encuentra la imagen de San Bartolomé, que data del siglo XVIII, y  las pinturas con la imégen de San Antonio de Padua, que data del siglo XVIII y la de San Bartolomé, que data del siglo XVIII. Más recientes y de no tanto valor artístico son las imágenes de San Isidro Labrador, que data del siglo XX, o la de la Inmaculada Concepción, que data del siglo XX

Esta ermita ha sido restaurada en 2005, figurando en una lápida a la entrada del templo la fecha de la restauración y el nombre del Obispo Don Manuel Ureña, que es quien consagró el templo.