A lo largo del siglo XX las sucesivas reformas desvirtuarían un tanto sus líneas originales. La división del edificio en su exterior fue originalmente de tres pisos, bajo y dos superiores, debemos entender la peculiaridad estética del cuarto piso como un intento de acomodarlo a las líneas del edificio original.
Se trata de un edificio de planta cuadrada, en el que observamos distintos elementos ornamentales y estructurales que distribuyen las distintas plantas. Nos detendremos en algunos de estos detalles.
Los dos primeros pisos están enmarcados con dos grandes pilastras; la entrada, que contrariamente a lo que es usual ver, no se sitúa en el eje central, sino en la esquina derecha de la construcción, queda marcada, a modo de zócalo, con un leve almohadillado de piedra gris y blanca; el primer piso, con dos grandes vanos con frontón triangular sobre ménsulas, tiene un balcón corrido con baranda de forja, señalando de esta manera la nobleza de esta planta; siguiendo los ejes de los frontones, y ya en el tercer piso, se abren dos ventanas enmarcadas a la manera clásica, y sobre ellas unas molduras dan paso a la planta añadida en el siglo pasado y que, enmarcada entre dos pares de pequeñas pilastras, ofrece tres vanos que, en su fachada, están acabados, de nuevo, con almohadillado.
No hay que olvidar, como detalle ornamental y simbólico, el escudo de la villa, labrado en piedra y policromado, situado entre los vanos del segundo piso.
Las distintas dependencias del Ayuntamiento acogen la labor administrativa y política del consistorio, en unos interiores en los que destaca la escalera principal de mármol y baranda de madera torneada. Se conservan algunas de las viguetas originales, con ménsulas talladas en madera, que hoy se pueden encontrar en algunas zonas del interior.