La planta de este conjunto es rectangular y básicamente el edificio estaba dotado de dos zonas, una de alojamiento y recepción de viajeros y otra de dependencias auxiliares que se distribuían en torno a un patio, dependencias dedicadas a acoger a los animales de tiro y a los carruajes.

Distribución

    La zona de alojamiento está orientada al norte, dividida en dos pisos. El bajo estaría dedicado a las cocinas y comedor y el superior a las habitaciones. La fachada de este lado norte tiene once ejes que se corresponde a las once habitaciones de la posada, si bien las de mayor rango darían al exterior, mientras que las otras once darían al patio interior. De las tres puertas de entrada que se sitúan en esta fachada principal, la central sería zona de entrada a los viajeros y las laterales darían paso a los carruajes.

    El resto de dependencias, distribuidas en pabellones, estaban dedicadas, en su nave occidental, a servir como cochera, y el resto a servir como caballerizas. Encima de las cuadras se situaban los graneros y las cámaras para el forraje.

Materiales

    La construcción de esta arquitectura es de mampostería y ladrillo, con cubiertas de una sola vertiente que están orientadas al exterior en su fachada principal y al interior en las dependencias que dan al patio.

Rincón

    Debemos hacer especial mención a la esquina derecha del edificio, en su primera planta aparece una semihornacina esquinada con un escudo de armas labrado en piedra que esta declarado Bien de Interés Cultural,  queda como testigo del abolengo de la familia de los Vélez y de la época en la que este edificio fue construido.

    La sobriedad de la construcción responde, tanto a su funcionalidad, como a la austeridad estética del Renacimiento español. Las puertas de entrada en el primer piso, enmarcadas con piedra almohadillada, y las rejerías de los balcones de arco rebajado del segundo, son los únicos elementos destacables.