Arquitectura
Esta casa está situada en una parcela acotada con murete de piedra y centrada en un paisaje ajardinado. De planta cuadrada, se divide en bajo, dos pisos y terraza con balaustrada y pequeña buhardilla o mirador.
No podemos remitirnos a estilos artísticos concretos a la hora de encuadrar este edificio, pues no posee una estética definida. Si algo llama la atención en él es la libertad con la que el arquitecto define sus formas exteriores, que no parecen seguir, en ninguna de sus cuatro fachadas, un orden determinado y jerarquizado por plantas.
De las cuatro fachadas que muestra este edificio, dos, una en la entrada y otra en un lateral, ofrecen un pequeño pórtico con columnas. Se alternan las ventanas adinteladas con las de arco de medio punto, sin seguir un orden o parámetro fijo, añadiendo balconcillos de forja a unas y dejando libres de ellos a otras.
Aunque la armonía en el orden de vanos, vistos desde el exterior, parezca inexistente, no podemos obviar la realidad del espíritu clásico que invade toda la construcción, tanto en sus fachadas, como en su interior.
Pero para observar esta referencia clásica debemos fijarnos en sus ornamentos. Así, la cornisa del edificio, que en su entrada principal se curva en el eje central y se acomoda al medio punto de los pequeños ventanales del último piso, está sustentada con unas originales ménsulas labradas con motivos vegetales, y bajo ella se extiende, rodeando el edificio, un friso con grutescos típicamente clasicista.
La referencia del espíritu clásico o renacentista tiene su contrapunto en las cerámicas con las que se cubren los balconcillos de algunas ventanas, materiales mucho más rústicos que la piedra, que añaden un contraste, podríamos decir popular, a esta edificación.
Es necesario añadir a este recorrido por el exterior de la arquitectura algunos elementos que ya no son visibles, dado el abandono de la propiedad. En lo que queda de su jardín se observan, desperdigados, bancos de piedra, templetes o restos de fuentes, lo que sin duda debió ennoblecer en su día el aspecto de todo el conjunto.
Pese al estado ruinoso del interior todavía quedan restos en el techo de un extraordinario artesonado con rosetones tallados y frisos decorados con grutescos, así como pinturas murales en alguna de las habitaciones.