La escultura más destacada de las que contiene la iglesia es la de su imagen titular, San Bartolomé. Esta se encuentra en el camarín, espacio que se abre en el centro del altar mayor.
Es una imagen de madera policromada, dorada y estofada, tallada en el año 1946 por el escultor Sevillano Serna. El santo aparece envuelto en un manto dibujado en rica estofa, con muy amplios y majestuosos pliegues. Sostiene el santo en la mano derecha un cuchillo (símbolo de su martirio) y con la izquierda una cadenas que sujetan la imagen de Satanás que postra bajo sus pies. El rostro del santo es dulce y bonachón. La escultura tiene un peso aproximado de 400 kilos.
Aparte de esta última, las que tienen un valor artístico digno de ser resaltado son la imagen del Nazareno de Sánchez Lozano, de la escuela de Salzillo; el San Juan evangelista de Mengual; y el Cristo Crucificado obra del escultor murciano Nicolás Martínez, constituyendo esta última la pieza más reciente e innovadora.