Diseño arquitectónico
La portada principal, adintelada, de estilo clásico, está formada por dos cuerpos. A derecha e izquierda del vano de acceso dos hornacinas albergan imágenes en piedra de San Pedro y San Pablo, con sus atributos característicos.
El frontón está partido, donde se inserta un epígrafe labrado en piedra caliza gris con la fecha de su construcción (año 1642) y el nombre del obispo bajo cuyo episcopado se realiza la obra.
El segundo cuerpo, de líneas geométricas y decoración a base de cubos y esferas con frontón curvo partido, alberga una hornacina con la imagen de San Onofre, patrón de la villa.
El interior de la iglesia tiene planta de cruz latina con dos partes claramente diferenciadas: la nave central, donde se abren dos capillas a la izquierda, y el crucero.
La nave central de estilo mudéjar fue construida en el siglo XVI y está compuesta por los materiales y estructuración típicos de estas obras: paredes de yeso y artesonado de madera. El artesonado se encuentra sostenido por arcos apuntados semejantes al antiguo artesonado de la Iglesia de San Bartolomé de Ulea.
El crucero supone una ampliación de la iglesia primitiva. Se trata de una obra neoclásica de finales el siglo XVIII del arquitecto murciano Lorenzo Alonso. En el centro del crucero se alza la cúpula, rematada con una linterna, sobre pechinas decoradas con pinturas al fresco de los cuatro Evangelistas, de autor desconocido de comienzos del siglo XIX.
La Capilla barroca de Ntra. Sra. del Rosario Aparecida, del siglo XVIII, se encuentra situada a la izquierda del crucero. Posee una pequeña cúpula dividida en ocho cascos, que se alza sobre pechinas ornadas con rocalla. En el altar se abre un camarín cubierto también con cúpula. En dicha capilla se encuentra el órgano, también del siglo XVIII.