Esta fortificación se encontraba situada en la pedanía murciana de Zarandona, a unos dos kilómetros y medio del núcleo urbano de la ciudad. Estaba por tanto en plena huerta, en un estratégico lugar donde el Camino Viejo de Monteagudo cruza el Azarbe Mayor del Norte.
Su situación, enclavada en un área eminentemente caracterizada por su planicie, convertía a esta torre en un relevante punto defensivo de los espacios hortícolas murcianos.
Se puede llegar a los escasos restos de la torre por el mencionado Camino Viejo, en dirección al norte y poco antes de atravesar el Azarbe Mayor. Algo más adelante se encuentra un desvío que llega al molino batanero, hoy abandonado, que le dio nombre a esta fortaleza.
La torre del Molino del Batán fue una fortaleza de origen musulmán que el arqueólogo Manzano Martínez dató en una fecha indeterminada que se podría situar en torno a los siglos XII y XIII.
Convertida hasta hace pocas décadas en almacén de aperos, y conservada en un relativo buen estado, el edificio fue derruido en su totalidad, y hoy día apenas son visibles los arranques de sus muros.
El Molino del Batán está catalogado como Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.