Leyenda sobre la aparición
Según el historiador franciscano del XVIII Fray Pablo Manuel Ortega por este lugar llamado 'Albalat' pasó la epidemia de 1648, y el huérfano Pedro Botía afligido y sin consuelo tuvo aquella visión del Niño Jesús que hizo que por 1694 se levantara una ermita en el mismo sitio donde se apareció el Niño.
La construcción de la primitiva ermita y la actual
En el proyecto intervinieron el vidente Pedro Botía y su primo hermano Diego Botía-Peñalver Párraga, propietario del terreno donde se instaló la ermita, aunque el cabezo junto a la ermita era de propiedad municipal. Luego, aquella ermita, que estaba en el sitio de la actual capilla de la Aparición a Botía, sería transformada en otra mayor en el 1781. La nueva construcción era de cruz griega, sin el altar y camarín actual, ni el retablo hasta que en 1824 se comienzan las obras del camarín. En el año 1900 ya estaba hecho el ensanche de carretera que conduce al templo.
La primitiva ermita se levantó con materiales pobres, aunque luego la gente adinerada dio cuantiosos donativos para la construcción de una ermita mayor, con su planta de cruz latina, tres naves, crucero y cúpula.
En el frontal del coro se conserva una breve inscripción en lápida de mármol blanco, que dice: 'En el año 1852 ¿ se hizo este coro por José Sanz'.
Al entrar al templo se contempla una placa de mármol grabado que dice que en el año 1919, con fondos de la Hermandad, se restauró la ermita con toda su fachada, el Camarín y sacristía.
En el año 1967 se construye la Capilla de la Aparición. La capilla tiene un altar dedicado al milagroso suceso. Detrás del altar hay una oquedad que deja ver las piedras del lugar, donde según la tradición, se contempló el milagro de la aparición y donde la gente deja papeles con peticiones o agradecimientos.
Nombres vinculados a la edificación
Entre las personas vinculadas a los orígenes del Santuario del Niño Jesús de Balate destaca de manera especial Pedro Botía, pastorcillo a quien, según la leyenda, se le apareció el Niño Jesús de Belén, construyéndose en el lugar de la aparición una ermita. Pedro se haría fraile, pasando a llamarse Fray Pedro de Jesús.
Varios son los artistas que contribuyeron a su embellecimiento, entre ellos cabe destacar a Antonio Campillo, escultor murciano contemporáneo que realiza para la Capilla de la Aparición del Santuario del Niño Jesús de Balate un medallón de madera tallado en altorrelieve.
También sobresale el escultor José María Ponsoda Bravo, que realiza la imagen del Niño Jesús de Belén. Tenía un taller y Estudio de escultura en la plaza de San Lorenzo de Valencia, y fue condecorado por la Santa Sede. Fue ayudante de la Escuela Oficial de Artes y Oficios y del Instituto General Técnico de Valencia, en la década 1940-1950.
Otros artistas que trabajaron en el Santuario son José Fernández Blaya y José Sanz. José Fernández Blaya, artista muleño experto en pintura, dorado, cincelado y artesanía. Estuvo presente en la restauración de la Ermita del Balate, siendo suyos los cuatro Evangelistas del crucero del templo. José Sanz, alarife que realiza el coro de la Ermita en el año 1852 y que gozará de gran prestigio en Mula durante la segunda mitad del siglo XIX.