Construida en tiempos de la cruz
En 1373, el lugar de la Puebla fue comprado por Alonso Yáñez Fajardo al concejo de Mula. El enclave, según el profesor Jiménez Alcázar, estaría probablemente despoblado o albergaría muy pocos vecinos. Lo que sí resulta claro es que, de una u otra manera, el lugar siempre estuvo relacionado con la inmensa mole fortificada que se eleva en sus inmediaciones: Alcalá. Siete años después de la compra, Fajardo promulgaba una carta puebla que, según el autor citado, estaba dirigida principalmente a los mudéjares que fueran a repoblar el lugar. En este documento, publicado por Franco Silva (El marquesado de los Vélez, Murcia, 1995) se especificaban una serie de derechos y obligaciones que los nuevos habitantes habían de cumplir para vivir en La Puebla. Entre otras disposiciones de corte económico, a cada vecino se le concedían ocho tahullas de regadío, por el que pagaría al señor cinco maravedís anuales de censo enfitéutico. Respecto al orden político, los nuevos pobladores elegirían a sus propios jueces. Esta misma carta puebla fue de nuevo confirmada en pleno despegue económico del reino de Murcia, y así, en 1484, la viuda de don Pedro Fajardo, Leonor Manrique, volvía a especificar las condiciones del asentamiento.
Funciones de la torre
Es en este contexto de repoblación señorial en el que hay que encuadrar la construcción de la torre de La Puebla. La fortificación cumplía diferentes e importantes funciones: principalmente las labores defensivas del lugar, de control del espacio, del agua y caminos, y de protección de los vecinos en caso de ataque. Pero no hemos de olvidar el papel de representatividad, la función simbólica de la obra: la torre responde, en su justa medida y en su entorno inmediato, a la arquitectura de las apariencias; es un símbolo de poder, del ejercicio jurisdiccional de los señores del lugar. Y cómo no, un método de control sobre la frecuentemente problemática población de origen musulmán.
Una mala situación
Jiménez Alcázar, en el estudio histórico sobre esta fortificación, realizado para el Estudio de fortalezas de la Región de Murcia (Servicio de Patrimonio Histórico de la Región de Murcia), publicó un interesante documento procedente del Archivo General de Simancas que describe la difícil situación de La Puebla en 1533: … La Puebla, que es aldea y jurisdiçion de la dicha villa de Mula, tiene çincuenta y un veçinos. […] Estan en costunbre de no pagar nada porque la Villa de Mula no les reparte nada. Son todos moriscos los veçinos y jente neçesitada y pobre. Lo cierto es que, a grandes rasgos, la roturación extensiva de los campos y el poblamiento generalizado de las áreas rurales, no llegaría en el reino de Murcia hasta el despegue económico del siglo XVIII.