Una obra de ingeniería pública
La llamada, actualmente, acequia de la pollera, discurre por el mismo trazado que debió recorrer hace dos mil años el acueducto que llevaba a Begatri parte del agua que allí consumían. Esta acequia, que partía de la Sierra de Quípar, y que salvaba el curso de la rambla del Paraíso mediante el acueducto que estamos describiendo, presenta restos romanos a lo largo de todo su recorrido, llegando hasta la parte alta de Begastri, lo que sería una prueba de que fueron capaces de llevar el agua hasta la parte más elevada del Cabezo Roenas.
Para salvar la rambla del Paraíso y los montes que la rodean, con una pendiente elevada, optaron probablemente por levantar un acueducto; el que se puede visitar hoy en día tiene poco del original, aunque no por ello menos admirable. Muy seguramente los sillares que forman los pilares del arco principal, justo en la base del acueducto y por el que pasan las aguas de la rambla, sean de época romana.
Es una obra de carácter público que testimonia la importancia del poblamiento romano ya en época altoimperial, que estuvo dotado de infraestructuras para asegurar el abastecimiento de agua a la población y para el riego de sus tierras. Además, en las proximidades del acueducto se han encontrado algunas villas romanas con restos de fundición de metal, que se abastecerían del agua necesaria con canales derivados de la canalización principal.
El desmantelamiento del acueducto
Sin embargo, unos siglos más tarde, probablemente durante el siglo IV, la inestabilidad política llevó a los habitantes de Begastri a tener que renunciar a ciertos lujos. Del mismo modo que las esculturas que ornamentaban la ciudad fueron reutilizadas en la construcción de la muralla, levantada para asegurar la defensa, probablemente también el acueducto, o parte de él, fue desmantelado en ésta época, obligando a los habitantes a tener que bajar al río para abastecerse de agua.