Un santuario, ¿dos poblados?
Son varios los yacimientos de la misma cronología documentados en las proximidades, de los que destacan dos, Los Villaricos y el Santuario de la Encarnación. Este último fue seguramente el santuario de los dos poblados mencionados: Villares y Villaricos, separados únicamente por el cauce del Río Quípar y que fueron cronológicamente contemporáneos.
La mayor parte de los poblados ibéricos contaban con un santuario en sus proximidades, al cual los iberos acudían con exvotos que depositaban en honor de sus dioses. En el caso del Santuario de la Encarnación, el templo ibérico quedo prácticamente destruido por las posteriores edificaciones romanas. Sin embargo, este es conocido, además de por algunos restos constructivos, por los depósitos de exvotos ibéricos hallados en la excavación del santuario. Estos exvotos, que en ocasiones representan animales, otras veces figuras humanas e incluso en ocasiones alguna parte del cuerpo humano, fueron depositados en ese lugar por los habitantes de nuestro poblado ibérico, que buscaban de esta forma pedirle un deseo a sus dioses o los ofrecían a modo de agradecimiento.
Junto a la Encarnación, el otro gran yacimiento vinculado es el poblado de los Villaricos; los dos tienen la misma cronología y comparten el mismo paraje y recursos naturales. Tantas son las coincidencias que se ha llegado a barajar la hipótesis de que debió ser el mismo poblado.