El Convento
La edificación responde a la tipología característica de la orden carmelitana descalza y está formado por la iglesia, el convento, la inacabada Capilla de Santa Teresa y el Huerto.
El edificio del convento se desarrolla en planta de sótano, planta baja y dos pisos altos. El claustro, adosado a la iglesia, junto con las escaleras, centraliza y organiza las circulaciones del edificio. Existen dos escaleras: una, la más noble, en el centro del ala sur, que sólo da acceso a la planta primera y otra, en el ala Este, junto al ángulo que forma ésta con el ala Sur, que comunica la planta baja con el sótano y con las dos plantas altas.
La planta sótano
La planta sótano ocupa sólo dos de las alas del edificio, el ala Sur, que da al huerto, y parte del ala Este, que da a la calle de San Simón. Esto es debido al paso, bajo el ala Norte, de una acequia que se construyó a principios del siglo XVIII para regar la huerta, y que cruza paralela a la calle Corredera todo el conjunto.
En la planta baja, las dependencias recayentes al claustro destinadas antes a refectorio y sala capitular, se usan en la actualidad como salas de trabajo y almacenes. En las estancias situadas detrás de la Iglesia se ubica una Capilla, la Antesacristía y la Sacristía.
Primera y segunda planta
En la planta primera se encuentran las habitaciones distribuidas en las tres alas del edificio recayentes al claustro (la cuarta es la propia Iglesia); dos de ellas, el ala Norte y el ala Este, están hoy en deshuso. Sólo se utilizan las habitaciones del ala Sur, recayentes al huerto trasero, como residencia de la comunidad de religiosos. Además de las habitaciones destinadas a celdas individuales, otras se destinan a sala de estar, comedor, cocina, procura, biblioteca y lavandería.
Hay una Capilla dedicada a San Juan de la Cruz. La segunda planta, en su mayor parte, es actualmente diáfana. La Capilla de Santa Teresa, sita al otro lado de la iglesia, se empezó a construir en la primera parte del siglo XVIII. Se levantaron sus muros hasta la altura de las cornisas, quedando inconclusa y sin cubrir hasta la actualidad.
La iglesia
La planta de la iglesia es de cruz latina con testero plano, crucero sobresaliente, dos capillas al inicio de la nave principal y coro alto a los pies, que en el siglo XVIII se agrandó ocupando más de la mitad de los tramos de la nave.
En cuanto al alzado responde a un orden de pilastras toscano, acorde con el carácter austero y viril de los conventos masculinos y que junto a su función constructiva, pues sirven de apoyo a los arcos fajones de la bóveda, unifican el conjunto al enlazarse con un entablamento seguido. El crucero se cubre con una cúpula ciega de media naranja y el resto de la iglesia con bóvedas de medio cañón de lunetos.
Tanto capilla mayor como crucero se decorarán con encintados de yeso que simularán los nervios de la cúpula y nervaduras de las bóvedas del crucero. Al exterior se cubre el conjunto con tejados a dos aguas y cuerpo prismático sobre la cúpula. Tanto en planta como en el alzado sigue muy de cerca la tipología del convento carmelitano y en particular el de Lerma, cuya autoría se duda si atribuírsela a Francisco de Mora o a fray Alberto de la Madre de Dios.
Fachada de la iglesia
El esquema tipológico que sigue dicha fachada es la típicamente carmelitana, formada por un rectángulo coronado por un frontón recto en cuyo centro se abre un óculo o espejo y adornado en sus extremos por tres remates en forma de pedestal y bola, de tradición escurialense o herreriana. Además del vano adintelado que sirve de entrada a la iglesia, se practica encima un nicho que alberga la imagen de piedra de Nuestra Señora del Carmen con Niño y a continuación una ventana que servía para iluminar el coro. Finalmente aparecen a los lados de la hornacina los escudos de los patronos y encima de dicha hornacina el escudo de la Orden, el cual hoy no existe. Recuerda en particular el tipo de fachada de las Madres Carmelitas de Rioseco (1606), obra de fray Alberto de la Madre de Dios.