Una fortificación de época islámica
Según se deduce de la cerámica encontrada en el yacimiento, el castillo de Priego pudo haberse construido hacia el siglo XI. En torno a estas fechas se habría ido formando una explotación agrícola, asociada al manantial de Los Frailes y a la relativa planicie de los campos, que llegaría a tener cierta relevancia. La construcción del castillo podría explicarse conforme mayor se hizo la presión de los reinos cristianos, más perentorio el peligro de invasiones norteafricanas y más acentuada la inestabilidad interna de los territorios andalusíes. No obstante, tampoco se ha de olvidar la función fiscalizadora de una fortificación sobre los territorios circundantes y sus habitantes. De los materiales arqueológicos correspondientes a la etapa musulmana hallados en el lugar y analizados por Pozo Martínez, destaca una lápida funeraria aparecida (y desaparecida) en las cercanías donde se pudo leer: …Murió --¡Allah se apiade de él, haga brillar su rostro y santifique su espíritu!-- … miércoles a diez quedantes de sa’ban al-mukarram, el que es del año quinientos veintiséis, por lo que se fechó en 1132 de nuestro calendario.
Bajo el dominio de la cruz
La incorporación de estos lugares del Noroeste murciano a la corona de Castilla fue poco anterior que la del resto del reino. Las tierras fueron conquistadas por las tropas santiaguistas del comendador de Uclés, Pelay Pérez Correa, en 1242. Así, en la reestructuración administrativa que llevó a cabo la corona castellana durante la segunda mitad del siglo XIII, Priego pasó, junto a otros lugares de su entorno, a formar parte de la encomienda del Segura, un importante señorío de la Orden de Santiago.
Ya durante el último tercio del siglo XIII comienzaba la despoblación de los campos del reino de Murcia, que habría de alcanzar su punto álgido durante la centuria siguiente. La peligrosidad fronteriza reactivó la importancia de las fortalezas enclavadas en estos espacios rurales, que conservaron, en el caso concreto de esta encomienda santiaguista, cierta población de origen islámico, que continuó viviendo en las viejas alquerías.
Las iniciativas que la Orden de Santiago llevó a cabo en sus territorios para el establecimiento de población fueron constantes, dando facilidades de todo tipo a los posibles colonos. Una de las condiciones indispensables era mantener la seguridad a través de la red de castillos existentes. Y tal era la situación que, por ejemplo, en 1386, como señala Merino Álvarez y recoge Pozo Martínez, la Santa Sede concedía facultad de poder elegir confesor que absolviese in artículo mortis a cualquier cristiano que, por espacio de tres años, contribuyese a defender diferentes lugares de los señoríos santiaguistas del noroeste del Reino, entre ellos el castillo de Priego.
Y gracias a todas estas medidas, la arqueología ha revelado que existió una ocupación humana en Priego que se puede extender hasta el siglo XV. Posiblemente, con la primera rebelión de los moriscos, iniciada en 1499, comenzó el abandono definitivo del lugar.