Germen de la Torre
Existen diferentes hipótesis acerca del origen de la Torre de los Templarios. Es posible que antes de la actual existiese en el lugar algún tipo de fortificación vinculada al control de las fuentes allí existentes, así como a los campos que pudo regar. La construcción de esta torre primigenia pudo haberse realizado durante la segunda mitad del siglo XIII, quizá coincidiendo con el dominio de la Orden del Temple sobre las tierras caravaqueñas en los años inmediatos a la Reconquista, y de ahí heredara su nombre. No obstante, Navarro Suárez advierte que este nombre lo pudo recibir ya durante el siglo XIX.
Usos del edificio
Fuera como fuese, parece claro que la torre actual difícilmente pudo haber tenido un carácter bélico puro, y más bien habría que vincularla a una explotación señorial asentada sobre el lugar, que aprovechara la abundancia de agua. Así pudo surgir –según el autor mencionado– hacia finales del siglo XVI o comienzos del XVII, este edificio tan característico, más tendente al uso residencial, aparente, de algún personaje de la nobleza santiaguista con raíces en Caravaca. Y algunos datos apuntan a que fue, efectivamente, lugar de morada de Don Rodrigo de Moya, alcaide de la fortaleza de Caravaca y uno de los grandes oligarcas de la zona en el siglo XVII. Sin embargo, ya en el siglo XVIII, la propiedad de la torre y su entorno era del Marqués de Uribe.