Dos líneas de defensa
Desde antiguo, es conocida la composición exterior de la fortaleza por un recinto de muros flanqueados por 14 torres de diferente tamaño, de las cuales tres de ellas tienen planta semicircular y son, probablemente, de construcción posterior a las de planta cuadrada.
Destaca la disposición de la puerta principal, flanqueada por dos torreones, una de ellas la conocida Torre de las Toscas, que estuvo relacionada con la primigenia iglesia de Santa María la Real, y en cuyo frente podemos apreciar un pequeño vano geminado. Es también destacable la existencia de un baluarte, construido a comienzos del siglo XIX, al parecer con motivo de la Guerra de la Independencia.
A través de los informes que los monjes de la Orden de Santiago mandaban a sus superiores acerca del estado de las defensas, sabemos que la fortaleza tuvo dos puertas que, inevitablemente, la relacionaban con su entorno. La principal era la que entroncaba con el camino hacia Lorca y Granada, y el segundo acceso lo constituía otro portón que iniciaba la vía de Cehegín y Calasparra.
Ya dentro de la explanada interior, existe otro recinto, que se situaría en el espacio donde hoy se establecen el templo y el claustro: se trataría del último reducto defensivo, de planta cuadrangular y dotado de seis torres, con salida directa al exterior del espacio amurallado. Su estructura más importante es la Torre del homenaje, la llamada Torre Chacona, que pone en contacto el recinto superior con el inferior, y se convierte en un elemento fortificado de primer orden, con la posibilidad de ejercer su defensa con independencia del conjunto.