Como todas las plazas, ésta de Caravaca forma parte del entramado urbano de la ciudad, ordenando la confluencia de algunas de sus calles y sirviendo de punto de referencia para la actividad comercial y administrativa del municipio.
De planta rectangular y alargada, formando dos espacios o ámbitos, dadas sus dimensiones, está presidida en uno de sus extremos, y ocupando dos laterales, por el edificio del Ayuntamiento y dependencias anexas. La forma en U del edificio de esta Casa Consistorial fue en realidad, ya en el momento de su construcción, el origen de la plaza y la recreación de un nuevo centro urbano para la ciudad de Caravaca.
Edificios y calles que la rodean
No hay que olvidar que la fachada posterior de la Iglesia del Salvador también da a esta plaza y junto al Ayuntamiento son los dos edificios más antiguos de la zona, todas las demás construcciones son de época mucho más reciente.
La plaza está abierta al tráfico, que se ordena dejando libre un eje que la atraviesa desde el arco de la Casa Consistorial hasta el final de la misma plaza, este eje se delimita con maceteros de forja. A un lado y a otro de este eje queda configurado un espacio ajardinado, de paseo y descanso, y comercial, por la abundancia de tiendas y bares que ocupan los bajos de los edificios que rodean la plaza.
Además de los edificios deben tenerse en cuenta las calles que rodean a la misma y sus particularidades. Si se llega a esta plaza atravesando el arco del Ayuntamiento desde la Calle Puentecilla, el otro extremo de la plaza desemboca en Calle Balazote, a la que se accede a través de unas pequeñas escalinatas.
La configuración original barroca de esta plaza se ha visto alterada a lo largo de los siglos. Hoy día la zona ajardinada con su Monumento al Moro y al Cristiano, obra de Rafael Pí Belda, y el detalle de sus farolas de forja de aire modernista convierten este espacio en una curiosa referencia a las plazas ajardinadas de comienzos del siglo XX.