Historia del Edificio
La primera referencia a la Torre del Reloj en un documento antiguo es en un acta capitular de 1609. La Torre participaría de un proyecto urbanístico que tendría como objetivo el desarrollo lineal de la Calle Mayor, es en ese siglo cuando las calles se ensanchan y hay una preocupación por el espacio exterior.
En 1718 se haría una reconstrucción del edificio, casi en ruinas, y dos años más tarde le sucede otro retoque importante. Es posible que la deficiencia de los materiales originales provocara el continuo deterioro de la construcción.
A principios del siglo XX y por encargo de Don Juan Ruiz Urreal, alcalde en esos momentos del municipio, Pedro Cerdán Martínez, arquitecto de la Real Academia de San Fernando y Provincial de la Excelentísima Diputación de Murcia, fue quien examinó el estado de la torre, certificando el 17 de septiembre de 1902, el progresivo deterioro de la arquitectura y la necesaria acometida de obras para su rehabilitación. Debían derribarse los dos últimos tramos de la torre, y de este proyecto se encargaron los maestros Juan Piñero Miralles y Francisco Álvarez García.
Una placa que todavía se puede leer en el primer tramo de la torre nos recuerda la fecha de conclusión de estas obras: 'Se reedifico esta Torre el año de 1905 siendo Alcalde-Presidente Don Gabino Ruiz Soler'.
Como anécdota podemos señalar que el reloj que hoy está en la torre fue costeado por Don Joaquín Payá y López, como Gerente de la Mancomunidad de las Minas de Hierro de Cehegín y como condición quinta del contrato de cable aéreo, para transportar minerales desde las minas de hierro de Cehegín a la Estación del Ferrocarril de Calasparra, firmado por el Ayuntamiento de Calasparra.
La Torre del Reloj de Calasparra le debe a esa última reconstrucción su aspecto actual, aunque en 1996 el Ayuntamiento abordó un proyecto para la reparación, limpieza y puesta en marcha del reloj, teniendo un coste total, según fuentes municipales, de 300.000 pesetas.