El siglo XIX se caracteriza en su primera mitad por un sentimiento comunitario de arreglar los viejos coliseos teatrales y corrales de comedias para dar curso a la creciente afición teatral. Esto hace que hacia mitad del siglo se inauguren varios nuevos teatros, entre los que destacan el Liceo de Barcelona, (1847) y el Teatro Real de Madrid (1850) e incluso con fecha 31 de julio de 1852 se publica, bajo los auspicios de Isabel II, el "Decreto Organico de Teatros" que sirve para impulsar a los Ayuntamientos y Sociedades particulares a la construcción de nuevos edificios y que obliga al Gobierno a nombrar peritos que inspeccionen los existentes para que los que no reunan condiciones de seguridad sean reformados o cerrados definitivamente.
Las primeras gestiones para la construcción del hoy Teatro Romea se hacen en 1842, cuando se inician los trámites para la adquisición del solar del Convento de Santo Domingo y la expropiación de terrenos adjuntos para completar el solar necesario para un gran edificio. El 28 de agosto de 1857 los arquitectos Carlos Mancha y Diego Manuel Molina presentan al Ayuntamiento de Murcia un proyecto para la construcción del Teatro Municipal, con un estilo que los autores califican de "Estilo Renacimiento".
Las obras que se inician rápidamente son acabadas en 1862, siendo la gran gala de inauguración, con asistencia de la Reina Isabel II, el día 25 de octubre. En ese tiempo el Teatro fue llamado de los Infantes, posteriormente de la Soberanía Nacional y ya en 1872 tomó el nombre de Teatro Romea, con el que llega a la actualidad.
El 8 de febrero de 1877 un incendio destruye por completo la sala de representaciones. Tres años de obras permitieron que el 11 de diciembre de 1880 se reanudaran las representaciones con la puesta en escena de 'La Jura de Santa Gadea' de Hartzenbusch y otras piezas musicales y dramáticas, entre ellas 'Deudas de gloria' de Sánchez Madrigal, lo que formaba parte del homenaje a Julián Romea. La reconstrucción se lleva a cabo según un proyecto del arquitecto modernista Justo Millán y el techo de la Sala lo pinta Federico Mauricio.
El segundo incendio se produce el 10 de diciembre de 1899 y de la reconstrucción posterior se encarga nuevamente el arquitecto Justo Millán acabándose las obras el 16 de febrero de 1901. La pintura del techo de la sala es, esta vez, de Antonio de la Torre y, de Inocencio Medina. Son los pintores de la escocia del mismo Teatro y las del techo del vestíbulo, que representan las estaciones del año que coinciden con el programa teatral, otoño, invierno y primavera, siendo ambos pintores murcianos y modernistas.
Fuente: Servicio de Patrimonio Histórico