El acceso a la iglesia de San Juan Bautista lo constituye un pequeño compás semicircular con banco perimetral que cierra un espacio que gozó de los privilegios de los fueros eclesiásticos. Este espacio que antaño se dedicó a cementerio, era el que gozaba de privilegios especiales a la hora del asilo eclesial, no pudiendo ser apresado nadie en su interior por la justicia si ésta no obtenía previamente la correspondiente autorización del Ordinario eclesiástico.
La fachada está inconclusa. Como en tantos otros edificios similares la portada se concibió flanqueada por dos torres simétricas, que por falta de medios económicos para proseguir, sólo pudo levantarse una.
Tiene planta de cruz latina con tres naves; la central más ancha y alta que las laterales, comunicadas entre sí por arcos de medio punto, sobre pilastras jónicas adosadas. En el desnivel existente entre al nave central y las laterales se abren ventanales que proporcionan iluminación natural al espacio interior.
La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, mientras que las laterales lo hacen mediante bóvedas de arista. Sobre el crucero gran cúpula semiesférica sobre pechinas decoradas con los cuatro Evangelistas. La cúpula se eleva sobre tambor donde se alternan ventanales ciegos con otros abiertos. Sobre el tambor una moldura de escayola sirve de arranque a la media naranja.
La disposición del presbiterio ha sido transformada tras el acondicionamiento post-conciliar (Concilio Vaticano II), para adaptarlo a las necesidades de culto y se sustituyó el fresco del pintor local Enrique Salas, obra de la posguerra que representaba el bautismo de Cristo por San Juan en las aguas del río Jordán. El fresco a que nos referimos vino a sustituir al antiguo retablo barroco, destruido en la guerra civil de 1936.
En las dos capillas, a uno y otro lado del altar mayor, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en la de la izquierda, y una Piedad en la de la derecha, ambas de los talleres de Olot. En el crucero de la izquierda un Cristo maniatado, obra ejecutada en Cieza por M. Juan Carrillo, en 1944, y en el crucero de la derecha, una copia de la Dolorosa de Salzillo de la Iglesia de Jesús en Murcia.