La nave oeste
En la nave Oeste se encuentra el centro cultural de Caja Murcia, ubicándose la sala de exposiciones principal en la planta baja, localización que no obstaculiza la vista la estructura del techo del dormitorio conventual y lo dota de las instalaciones propias de tal uso. En la planta alta, se han instalado las oficinas y las aulas.
Se excavó totalmente su subsuelo hasta llegar al siglo XII, exhumando la base de las torres del Alcázar Menor y encontrándose hasta siete viviendas islámicas, de las que se mantienen vistos los restos que superaban la cota de pavimento.
En el patio, que antes formó parte del claustro, se han realizado sendas construcciones en los frentes que son continuidad del perfil de las alas norte y sur porticadas del monasterio, sirviendo para alojar el núcleo de comunicaciones vertical, en el sur, y de comunicación con las habitaciones en el cuerpo norte.
Un canal de agua y una lámina verde tratan de evocar los usos que antes tuvo este espacio.
En la actualidad en la edificación funciona con gran actividad la Fundación Caja Murcia, organizando exposiciones de gran categoría, instalaciones, conciertos, cursos y conferencias, que han dado vida a lo que fue palacio, convento y taller, constituyéndose en definitiva en un prestigioso centro de irradiación cultural.
El cuerpo norte
Se destina a museo uniéndolo al ya existente, una vez remodelado, en el ala Este. Aquí está finalizada la restauración emprendida a comienzos de los años setenta, cuando apareció el arco del salón islámico.
En el interior de este salón se ha realizado un forjado nervado en parte de su planta que permite asomarse a los restos arqueológicos de la construcción del siglo XII, recuperando en el resto el nivel del salón del siglo XIII , que con la desaparición del forjado intermedio de lo que hasta hoy fue la enfermería del convento, se ha restaurado el espacio islámico, con los dos arcos de atajo de las alcobas laterales conservados. Esta zona se ha destinado a sala de museo en la que se plantea la espiritualidad del siglo XIII centrada en las figuras del ¿poverello¿ de Asís y del filósofo sufí murciano Ibn Arabí, al tiempo que se da noticia del edificio a lo largo del tiempo, apoyada en las investigaciones arqueológicas.
El pórtico arcado se cierra con mamparas acristaladas para limitar el espacio de clausura y permitir el control climático de la sala, y el conjunto se ha dotado de accesos adaptados para personas con discapacidad física.
La pasarela que ha sustituido a la galería exterior sirve para tomar contacto con el monasterio y para conducir a las visitas al museo del convento propiamente dicho, alojado en el cuerpo superior del ala Este del claustro.
La planta alta del ala este
Ya fue habilitada como museo de la imaginería y pintura propiedad de la Comunidad, para lo que se eliminaron las celdas y se rehabilitó la terraza. Se ha generado un recorrido lineal creando unas mínimas compartimentaciones reversibles que dirigen la circulación y ocultan los contrafuertes anárquicos de la iglesia, dotándolo de instalación de climatización.
El cuerpo sur
Una vez demolido el garaje y realizadas las excavaciones arqueológicas pertinentes, que dieron fruto inesperado al encontrarse una almunia coetánea del palacio mardanisí, se ha ejecutado una edificación ex-novo para alojar a la comunidad, adaptada a las preexistencias conservadas.
El claustro
Una vez trasladada la Comunidad a la nueva edificación del cuerpo sur, pudo procederse a la eliminación de la edificación construida en los años sesenta en el interior del claustro, y con ello intervenir en el jardín en donde se comprobó la existencia de una alberca con paseadores, y de sendos arriates descolgados en sus laterales. Por ello se decidió la recuperación de este espacio atendiendo al compromiso de no turbar la habitabilidad y funcionalidad del convento, tal y como se expresó en el convenio marco suscrito en 1995.
La alberca ha sido restaurada y dotada de una instalación de depuración de aguas, al tiempo que la pavimentación de ladrillo de los paseadores repite los trazados de los restos exhumados. Los arriates han sido plantados de variadas especies tratando de regenerar el tipo de vegetación mixta propia de los palacios islámicos, semejante también a la que de siempre se mantuvo en el convento.
La huerta
Situada al norte del conjunto del monasterio, ha sido objeto de tratamiento en la última fase de actuación. Se trata de dotar al museo de un pequeño edificio de acogida y organización de los grupos de visita guiada, adosado a la tapia de cerramiento con Alfonso X el Sabio, en el lugar que ocupa una edificación reciente de almacén, y de unos cuartos de instalaciones, jardinería y mantenimiento ubicados en el fondo oeste. El espacio se pavimenta en la zona este y ajardina en el resto, regenerando un espacio estancial abierto, previo al ingreso en el museo.
Fuente: Extracto del texto publicado en Memorias de Patrimonio. Inmuebles. Nº 6. Servicio de Patrimonio Histórico.