Monasterio de las Monjas Benedictinas
Como hemos mencionado anteriormente, según el Libro editado por la Comisaría del Santuario de la Fuensanta, hubo que esperar hasta 1950 para que se restaurara definitivamente el Santuario, encargándose la última fase exterior al arquitecto D. Fernando Garrido, que también hizo la Hospedería aneja, hoy Monasterio de Religiosas Benedictinas.
El edificio es de planta rectangular y varias alturas. Posee un piso bajo, un cuerpo central y un piso alto. La decoración de las fachadas se hace a base de ventanas enmarcadas, siendo las del piso inferior y superior, de dimensiones más reducidas que las del piso central.
Además posee una portada en piedra de color blanco que enmarca la puerta y la ventana del piso noble, con la técnica del almohadillado típico romano.
Sus fachadas se articulan a base de una especie de verdugadas, de distinta piedra, es decir, el paramento más cercano a las ventanas se hace con un tratamiento más pulido, mientras que las franjas centrales de los paramentos, se hacen a base de un tratamiento más rústico. La cornisa superior, que sobresale bastante, protege al edificio de la lluvia.
La Casa del Cabildo
Este edificio se sitúa en un cerro a unos cien metros de la explanada donde se encuentra el Santuario de la Fuensanta y el Monasterio de las Monjas Benedictinas. Se accede por una rampa situada en la parte norte del Santuario, o lo que es lo mismo, en el lado izquierdo del mismo, según se mira a su fachada. Además posee una escalinata de acceso por su parte delantera, que mira hacia donde se sitúa hoy día el Club de Tenis de Algezares.
El edificio posee tres plantas, las cuales se distribuyen en planta baja, planta superior, y planta alta o bajotecho. Se puede decir que responde a un estilo neoárabe porque los arcos de sus ventanas son polilobulados en la planta baja, y de herradura en la planta primera, además van remarcados con su alfiz correspondiente en tono de color rojizo. Las ventanas del cuerpo inmediatamente bajo el tejado, son óculos circulares, llegando incluso a ser pareados en ciertas zonas.
Los muros están realizados en piedra, con ladrillos, y en tonos amarillentos, lo cual hace resaltar aún más si cabe los tonos rojizos de los alfices antes mencionados.
La planta del edificio responde a una mezcla de formas, predominando principalmente la planta rectangular, aunque en uno de sus extremos, concretamente el que mira hacia la ciudad de Murcia, aparece una forma a modo de cabecera de iglesia, es decir, con los lados de un cuadrado achaflanados, y sobresaliendo como una especie de ábside cuadrangular. Es una construcción muy sobria, con sus contrafuertes exteriores bien visibles, y con un tejado a dos aguas.
La Fuente Santa
Según nos dice el mencionado Comisariado, la fuente que da nombre al Santuario y a la advocación mariana brota al final de la primera rampa, precisamente bajo “la Cueva de la Cómica Baltasara” gran impulsora en el siglo XVII de la devoción a La Fuensanta. Se construyó un gran estanque de sillería, en cuyo frente había un zócalo de cabezas de león esculpidas, de una de las cuales brotaba el agua.
Tiene un bello frente arquitectónico de carácter Renacentista y un nicho con la estatua de la Virgen con el Niño, y debajo una lápida de mármol con una inscripción en latín que dice así: “Siendo Pontífice Máximo Gregorio XIII, siendo Felipe II Rey de Las Españas Católico invicto, siendo Corregidor D. Pedro Ribera de Vargas, noble de Toledo, Consejero asiduo de La Familia Real: (esta) Fuente Salutífera (dedicada) a la Divina Virgen Madre ya casi agotada: Murcia la restauró a costa del fondo público, (habiendo) logrado que manara Tres veces más agua, en el año del Señor 1578”.
Este agua se llama de “La Virgen” y los peregrinos se la llevaban a sus casas para los enfermos. Junto a la Casa del Labrador, servía de descanso a los romeros que subían al santuario.