Durante los últimos siglos de la dominación islámica en esta zona, ss. XI-XII, algunos de los espacios de la villa debieron ser reaprovechados, reformándolos mediante el recrecimiento parcial de algunas estructuras con muros de tapial, técnica constructiva islámica. En el área de Los Torrejones hay una serie de piletas de piedra asociadas a construcciones termales romanas, además de una obra subterránea, reforzadas con arcos de medio punto y yeso.
A partir del XIII, la villa será abandonada definitivamente. Durante más de 500 años las estructuras estarían a la vista de todos, aprovechando los pobladores de la zona sus sillares, sus mármoles, columnas, capiteles ¿etc. para construir sus propia edificaciones. Algunos de los muros serían demolidos, rellanadas las habitaciones con sus propios escombros con el fin de aprovecharse para el cultivo.
Durante el siglo XIX, la incipiente valoración de los restos arqueológicos por parte de eruditos e historiadores, contribuyó a su conservación, logro que hoy en dia es un hecho, gracias a la compra de estos terrenos por el Ayuntamiento, a la excavación y estudio de la villa por parte de arqueólogos, a la puesta en valor para que pueda ser visitada y a la musealización de sus materiales más importantes en el Museo Arqueológico de Yecla.
La villa de Los Torrejones, además de ser un establecimiento rural de gran importancia, tanto por su extensión como por la magnitud de sus restos, y de ayudar a la compresión del poblamiento rural romano en la comarca del Altiplano ha sacado a la luz gran cantidad de restos arqueológicos. Entre estos restos destacan fragmentos de mosaicos, mármoles: Hércules viandante y un fragmento de un sarcófago con una escena denominada ¿Reparto del Trabajo¿, otro fragmento de sarcófago pagano, llamado ¿Del banquete¿; placas de mármol con decoración vegetal, numeroso fragmentos de pintura mural, monedas y por su puesto, un amplísimo repertorio de cerámica romana que abarca casi 700 años.