Continuando la senda, y tras atravesar una pequeña de cantera y andar sobre el Camino Histórico, en el que son visibles las marcas de los carros que lo transitaron, se llega a una pequeña loma, con una gran visibilidad del entorno, en la que se encuentra un conjunto de cazoletas rupestres muy frecuentes en vías naturales de comunicación, como es este camino, de Murcia, Albacete y Alicante.
El conjunto principal lo constituye ocho cazoletas excavadas en la roca, junto a otras de carácter natural. Todas las cazoletas, la mayoría de planta circular aunque también las hay rectangulares, están dispuestas en torno a una central, conocida como calderón, de gran diámetro y profundidad, unidas casi todas ellas por una red de canalillos.
No se conoce cual es el significado de estas representación. Algunos conjuntos de cazoletas de otros yacimientos, como el de Morra del Moro o Cantos de la Visera, han sido interpretados como la plasmación en la roca de observaciones astronómicas.
A primera vista, el visitante puede pensar que podrían ser depósitos para el almacenaje de agua. Sin embargo su escasa capacidad, únicamente 40 litros, desmiente esta posibilidad.
Es probable que pudiera tener algún carácter ritual, relacionado probablemente con el agua, un elemento de importancia vital para cualquier sociedad, independientemente de su capacidad para almacenar cierta cantidad de agua.
Como ocurre con las pinturas rupestres es muy difícil fechar este tipo de presentaciones. Hay dos yacimientos de la Edad del Bronce en las proximidades (el Cerro del Moro y el Cerrito Redondo) lo que llevaría su cronología al II milenio a.C.
Podría asociarse cronológicamente también con las pinturas rupestres si bien no hay ninguna prueba arqueológica que documente esta asociación.
En el caso de que pintura y grabados rupestres no sean contemporáneos al menos si están testimoniando una larga pervivencia del carácter sacro de este paraje.
Fuente del dibujo: Hernández Carrión, E; Gil González, F; Medina Ruiz, A. J. Revista Pleita nº 4.