A escasos 500 metros del inicio de la ruta, tras atravesar un olivar, y recorriendo la senda señalizada, se llega a un pequeño abrigo rupestre protegido por una valla metálica; en él se conservan restos de pinturas rupestres. Fueron descubiertas en el año 1988, localizándose en la zona central de este abrigo rocoso.
Las pinturas pertenecen al llamado Arte Rupestre Esquemático, caracterizado por representar con trazos gruesos figuras de personas y animales además de dibujos de carácter geométrico. La inexistencia en las proximidades de otros testimonios arqueológicos, como cerámicas o útiles líticos impiden precisar la cronología de este yacimiento, aunque con carácter general las representaciones del Arte Esquemático se fechan entre el V y el II milenio a.C, es decir, entre el Neolítico y la Edad del Bronce.
Se pueden observar dos grupos de figuras:
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En el primero aparecen tres cápridos dispuestos en posición escalonada, junto a la cuales hay otra que algunos investigadores interpretan como una figura humana con los brazos en cruz.
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El segundo grupo lo forman tres figuras humanas conocidas del tipo ¿en phi¿, llamadas de este modo por que la representación de tronco y brazos guarda una gran similitud con esta letra griega. Se trata de una representación masculina y dos femeninas en una escena de danza.
Finalmente, en el ángulo inferior izquierdo de este panel, hay una figura humana más, similar a las anteriores y la de un posible cáprido.