En cualquier punto alejado dentro de la geografía de nuestro país, ante el nombre de Murcia el primer pensamiento es recurrente, ya que siempre la imagen de la Huerta aparece en la mente: naranjos, tomates, limoneros......
Desde el punto de vista económico, agrario o social, Murcia es y ha sido huerta, ya sea en Blanca, Lorca, La Ñora o Totana. Ha sido siempre una forma de vida y de comportamiento en el día a día de los habitantes de la Región. Se vivía en función de sus necesidades, de las costumbres enraizadas en las generaciones de campesinos. Las fiestas agrícolas eran muchas de ellas versadas sobre particulares referidos a esta clase de agricultura.
Actualmente la mayoría de las construcciones que hasta hace 30 años estaban en pie, de las que se cuidaba, se limpiaba, se restauraba o reconstruía, se han quedado en el olvido y gran parte de las mismas se encuentran en franco deterioro, aún así hoy en día seguimos teniendo la suerte de admirar norias, acequias, portillos, unos restaurados y reconvertidos en reclamos turísticos y hasta en uso hoy en día.